Están a la orden del día los programas internacionales de finanzas, donde los expertos, los funcionarios de los gobiernos más poderosos admiten que los incrementos de los derivados de petróleo, que los sobreprecios de los inmuebles que reventaron como una burbuja, están incidiendo en la economía mundial.
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La depresión en el norte es evidente, cientos de miles de personas están preocupadas de no perder la casa que obtuvieron gracias a los financiamientos que existían. Muchos están, también, a punto de perder sus automóviles y no pocos no encuentran una plaza adecuada de trabajo.
América Latina, dicen los expertos, está más preparada que en el pasado para reajustarse, Venezuela y Ecuador con petróleo se verán poco afectados, lo mismo le sucede a Chile y Perú que exportan materias primas como el cobre, cuya demanda se mantiene no sólo en los países desarrollados sino en China y en la India que cada día más aumentan su consumo y sus exportaciones.
Centroamérica y Guatemala no son productores de minerales, no son productores de petróleo, salvo nuestro país, cuya producción limitada no compensa las importaciones. De qué nos sirve que la onza (troy) de oro esté en más de US$ mil, en el mercado internacional si los únicos beneficiados son los canadienses y tres chapines del gobierno anterior que obtienen las ganancias que debería obtener el Estado y las comunidades donde se explota ese precioso mineral.
El mal de muchos no nos sirve de solución o de consuelo. La Presidenta del Banco de Guatemala y amigos están equivocados, el gobierno de la República debe prever y actuar porque además de la inflación, las deportaciones de connacionales se verán incrementadas y adicionadas por quienes voluntariamente retornarán al verse entre la espada y la pared, al ver que ya no pueden trabajar en la construcción, que se reducen los trabajos en los servicios y en la agricultura de los países desarrollados. Las remesas familiares se reducirán o dejarán de enviar, agravando nuestra economía y aumentando el desempleo.
El gobierno de la República debe anticiparse y crear plazas mínimas de ocupación en el área forestal, en el área agrícola no tradicional para que los guatemaltecos puedan ocuparse y obtener ingresos suficientes para cubrir necesidades básicas.
El gobierno de Chile creó, en su debido momento, directa o a través de las municipalidades o comunas, trabajos mínimos con ingresos base garantizados, esto hizo que los predios, terrenos municipales y nacionales se reforestaran, mejorando con ello el medio ambiente, multiplicando la retención hídrica y a corto y medio plazo produciendo materias primas de diferente tipo de maderas, que lo han convertido en el mayor proveedor de «chips» y en el largo plazo en exportador de maderas de todo tipo.
Guatemala debe intensificar la producción de verduras, flores y frutas tropicales, la Rivera Maya, como ya lo señalamos, está a lado y los europeos la han convertido en un paraíso turístico, la fortaleza del euro permite las exportaciones no tradicionales. El gobierno, especialmente el Presidente con su experiencia empresarial en el campo de las exportaciones no tradicionales debe intensificar los programas de producción y de trabajos mencionados y así minimizar el impacto de la depresión que viene.