Mails, textos… y aún faltan las respuestas


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Se supone que la tecnología hace que resulte mucho más fácil ubicar a una persona. Pero las mismas formas modernas de comunicación que nos hacen esperar respuestas instantáneas a cualquier inquietud pueden a su vez hacernos sentir olvidados.

Por MARTHA IRVINE CHICAGO / Agencia AP

Enviamos un correo electrónico, un mensaje de texto o iniciamos una charla en línea. Esperamos… y no pasa nada. O hacemos una llamada telefónica y dejamos un mensaje de voz. Esperamos. Y, nuevamente, nada.

Sospechamos que es un desaire. Y a veces lo es.

Erica Swallow, una neoyorquina de 26 años, dice que un ex novio se vanagloria de la cantidad de mensajes de texto que ni siquiera lee. «¿A quién se le ocurre hacer eso?», pregunta, exasperada.

La ausencia de una respuesta, no obstante, puede significar muchas cosas. A veces una persona no ve un mensaje por Twitter porque prefiere los correos electrónicos y rara vez se conecta a esa red social. O tal vez está abrumada y no tiene tiempo de mantenerse al día con la lluvia de mensajes.

Sea cual sea la razón, causa enormes frustraciones. Un reciente estudio del Pew Internet & American Life Project halló que el 39% de los usuarios de teléfonos celulares dicen que conocidos suyos se quejan porque no responden rápido a llamadas o mensajes de texto. Y una tercera parte de los usuarios de celulares dicen que sus amigos les han dicho que no revisan los mensajes con la frecuencia debida.

Sucede en el amor y sucede en los negocios.

«¡Dime que me vaya al diablo, pero dime algo! Me siento sola». Cherie Kerr, ejecutiva del campo de relaciones públicas de Santa Ana, California, dice en tono de broma que a veces piensa en poner esa leyenda junto con su firma en sus correos electrónicos.

Se da en las familias.

El año pasado, Terri Barr, una mujer de Long Island, Nueva York, con hijos grandes, le hizo a su hijo un regalo de cumpleaños, un certificado de 350 dólares «para un hermoso paseo en kayak para seis, con almuerzo y vino», relata.

Le envió un correo electrónico con los detalles, pero él no respondió. Lo llamó por teléfono y le envió mensajes de texto avisándole que tenía ese regalo. Finalmente él le envió un correo electrónico de una línea informándole que estaba demasiado atareado como para abrir sus correos electrónicos en el acto.

Las comunicaciones instantáneas «pueden ser maravillosas, pero también terribles», dice Barr, quien admite que su hijo, quien lleva una vida ajetreada y viaja bastante, tal vez no tenga tiempo de ver los mensajes.

Este año, cuenta, le envió un regalo por correo convencional. «Lo abrió», indicó. Y desde entonces han estado hablando con mayor frecuencia.

Mucha gente, sin embargo, se queda esperando por una respuesta que nunca llega.

«Lo frustrante es la ambigüedad», dice Susannah Stern, profesora de estudios sobre las comunicaciones de la Universidad Estatal de San Diego.

A menudo uno piensa lo peor, pero no debería ser así, según los expertos, quienes consideran que con frecuencia uno elige la vía equivocada para contactar a alguien.

«Tengo que admitir que a veces no reviso mis mensajes de voz en el trabajo y no respondo a gente que espera una respuesta», confesó Janet Sternberg, profesora de estudios de las comunicaciones de la Fordham University.

Agregó que a veces piensa que ha enviado un mensaje, cuando en realidad no lo hizo porque no tenía bien programado el número telefónico del destinatario.

«Manejar todos estos aparatos y canales de comunicaciones es agotador y te deja sin tiempo para contactos reales», señaló Sternber. «En muchos sentidos, nos conectamos más, pero nos comunicamos menos».

Hay quienes dicen que no recibir respuestas es algo relativamente normal que se debe esperar en el mundo moderno, y que no hay que preocuparse mucho por ello.

Pero la falta de respuestas puede generar «turbulencias» en las relaciones, según Dan Faltesek, profesor de medios sociales en la Universidad Estatal de Oregón.

«Puede ser un tanto incómodo. Sin embargo, debes dejarle saber a la gente cómo prefieres que te contacten. Es mejor cuando fijas reglas claras», manifestó.

Rebecca Otis, gerente de contenidos y medios sociales de Digital Third Coast, una firma de mercadotecnia de Chicago, recomienda que una persona cierre las cuentas que no revisa regularmente. Y que se envíen mensajes de texto sólo cuando uno requiere una respuesta rápida.

Jared Goralnick, fundador y director ejecutivo de Away Find, una firma de San Francisco que produce aplicaciones que ayudan a filtrar los correos electrónicos, dice que es imposible responder a todos los mensajes que le llegan a uno.

Agrega que es bueno responder, «pero no hay que generar la impresión de que uno estará disponible siempre, para cualquier cosa».

«Eso no es realista», declaró.

En otras palabras, hay que hacerse a la idea de que a veces no habrá respuesta y no alterarse por ello.