Que grato es leer comentarios mesurados sobre las exigencias magisteriales de junio de 1944, que sin muchas ilusiones de grandiosidad de orden político, pedían mejoras salariales y oportunidades de superación científica en una universidad nacional autónoma accesible a todos. Los nombres de Rafael Tishler y Víctor Manuel Gutiérrez permanecerán en la memoria histórica de buenos líderes que organizaban marchas pacíficas para dejar oír la voz popular que propugnaban por cambios fundamentales en la vida política del país. Los años pasan y los escasos diez años 1944-1954 de democracia pura, no fueron suficientes y la ciudadanía sigue implorando un cambio estructural, hoy distinto, que se acomode a los nuevos tiempos de una economía mundial globalizada que no tiene retroceso.