Una semana de protestas por maestros en huelga ha inmovilizado la capital de México, una metrópolis de 22 millones de habitantes, a tal grado que la ciudad ha creado una aplicación para evitar embotellamientos y cancelado dos partidos del torneo Apertura de fútbol.
En el lapso de una semana, unos 10.000 docentes que se oponen a la reforma educativa promovida por el gobierno han trastornado el transporte aéreo internacional, obligado a modificar la ruta del maratón anual y provocado parálisis del tráfico en las ya ajetreadas arterias.
Los trastornos han demostrado lo poco que se necesita para sumir en el caos a una ciudad de por sí sobrepoblada.
Tanta ha sido la frustración que los taxistas rechazan llevar a pasajeros en barrios donde han ocurrido los bloqueos de calles más frecuentes, y los residentes y los turistas recurren a toda clase de artimañas de supervivencia, como conducir en sentido contrario al tráfico, alquilar bicicletas, saltar sobre cercas y hasta subirse a camionetas de la policía para llegar a su destino.
El tráfico ha sido tan extremo que el gobierno de la ciudad anunció el martes el lanzamiento de una aplicación para teléfono celular que advierte dónde están los bloqueos por protestas. El ícono utilizado para las temidas calles cerradas muestra lo que parece ser un hombre escalando una montaña.
«Es terrible, porque no hay pasaje. La gente no sube al taxi», dijo Ernesto Gallegos, un taxista que esperaba afuera de su taxi en el Paseo de la Reforma, la avenida principal de la Ciudad de México. «Muchos vienen caminando o se suben al ecobici», refiriéndose al programa de renta de bicicletas de la capital.
Los «chilangos», como se les conoce a los que viven en la inmensa Ciudad de México, han aprendido a lidiar con los retos de la urbe valiéndose de otras aplicaciones para teléfonos, además de la de tránsito.
César Juárez, un hombre de 30 años que repara sistemas inalámbricos para una compañía de telecomunicaciones, estaba sentado en su automóvil en un cruce bloqueado mientras tomaba fotos con su celular de una manifestación para enviarlas a su jefe como evidencia de que llegaría tarde con un cliente. Guillermo Mondragón, quien repara máquinas de hielo, esperaba en el automóvil de al lado y enviaba un video de su celular a su compañía para explicarles por qué no podía llegar con uno de sus compradores.
«Es monstruoso. Ya buscamos manera de pasar por otro lado; no hay por dónde», dijo Mondragón.
Desafortunadamente, el uso más común que se le ha dado al teléfono celular es para cancelar reuniones de negocios debido a los embotellamientos.
«Ya van dos citas que he cancelado hoy… es una pérdida económica», dijo Arturo Gutiérrez, un empleado de banco de 47 años. «Acabo de decirle a mi esposa ‘ya vámonos a vivir a provincia (el interior del país). ¿Qué hacemos aquí?’»
Los manifestantes presionan a legisladores con marchas que paralizan la ciudad para frenar la reforma educativa, la cual los sometería a evaluaciones obligatorias y disminuiría el poder que tienen los sindicatos para contratar maestros. En la actualidad, algunos profesores heredan los puestos de sus padres.
Los maestros han levantado un campamento enorme en el Zócalo, la principal plaza de la ciudad, donde cocinan en pequeñas estufas portátiles y ponen a secar su ropa en los edificios coloniales del centro histórico.
Juan Melchor Román, uno de los líderes de los maestros en huelga, dijo que estaban conscientes del enojo que han despertado entre los habitantes de la ciudad.
«La molestia efectivamente la vemos, pero la vemos a consecuencia de una exaltación desde una parte de la autoridad… y los medios», afirmó. «Hemos convocado a la población en general a que comprendan la lucha del magisterio, incluso que reflexionen sobre las consecuencias de la reforma educativa».
Los profesores que se manifiestan son miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), un grupo disidente del sindicato magisterial, y han protestado contra las reformas en materia educativa, una de las cuales busca que el desempeño de todos los maestros sea evaluado para que puedan permanecer en sus cargos.
Reclaman que los exámenes son una forma injusta de evaluar la carrera de un profesor y exigen que también se tomen en cuenta las evaluaciones que dan los padres de familia y los alumnos. El gobierno ha dicho que los maestros tendrán muchas oportunidades de pasar los exámenes y que, en caso de que los reprueben, no serán despedidos, sino que les asignarán otros puestos fuera del salón de clases.
Pero esos argumentos difícilmente eran lo que los habitantes tenían en mente mientras intentaban desplazarse por la ciudad.
La policía de la capital ha cambiado el sentido de algunas calles en un intento por descongestionar el tránsito. Equipos de la primera división de fútbol anunciaron que cancelarán dos partidos porque no tendrán policías suficientes para desplegar en ellos. La ciudad también ha suspendido el tradicional paseo dominical en bicicleta que miles de familias efectúan por el Paseo de la Reforma.
Y la situación podría empeorar.
Los maestros en huelga planean una mega marcha el sábado con otros inconformes que se manifiestan contra la reforma energética a Pemex, la petrolera paraestatal.
Los maestros ya han logrado paralizar una ciudad que muchos consideran una de las capitales culturales e intelectuales de América Latina, lo cual ha avergonzado a la izquierda mexicana, que gobierna la capital.
Y no son solamente los «chilangos» los que se dan cuenta de lo que está pasando. La semana pasada, los turistas se vieron obligados a caminar por una vía rápida para lograr llegar al aeropuerto y poder tomar sus vuelos después de que los maestros la bloquearon. Algunos viajeros que jalaban sus maletas tuvieron que escalar una cerca o subirse a la parte trasera de camionetas de la policía con las que esquivaron el bloqueo y lograron llegar a la terminal aérea.
Luis Torres, quien visitaba la ciudad proveniente de Caracas, deambulaba el miércoles por el Paseo de la Reforma en busca de su autobús turístico.
«Uno viene a un sitio tan emblemático como éste y terminas desviando tu ruta al turibús y tu plan se atrasa», expresó Torres.