Desde la distancia seguimos, hasta donde es posible, el acontecer de lo que hace el gobierno de Nicolás Maduro, sucesor de Hugo Chávez Frías, su maestro político-ideológico de otros días que se están alejando.
Chávez, cuando ya estaba cerca de la tumba, muy aquejado por un cáncer que lo mantuvo sufriendo alrededor de dos años y, con frecuencia, yendo y retornando de la Cuba comunista de los Castro, recomendó a sus dóciles seguidores que, al morir, votaran para presidente de Venezuela por Maduro, quien ahora viene trafagando placenteramente en Europa, Asia y otras regiones eslabonando su cadena de relaciones y pidiendo ayuda como de rodillas…
Gusta aparecer en periódicos y en la televisión cuando lo entrevistan para ver qué hace o deja de hacer en el codiciado poder.
Estuvo en Rusia, donde Vladimir Putin (exespía de la KGB) se ha enamorado de la guayaba, y ha de haber tratado imaginables asuntos venezolanos e internacionales.
En París, Francia, hacia donde hizo uno de sus “tours”, don Nico vomitó demagogia entre la plebe. Anduvo en bicicleta en unas callejuelas y, al perder el equilibrio, cayó al suelo cual largo es… Sufrió contusiones en las piernas y en el traspontín; con auxilio de unos mozalbetes pudo levantarse. ¡Las risotadas no se hicieron esperar!
Al pronunciar titubeando un discurso durante una francachela, Maduro abundó en gazapos. Refiriéndose a los peces, en vez de mencionarlos correctamente, dijo “penes” reiteradamente. En internet está bien explicada la “grandilocuente” perorata…
En la hoy agitada patria de Simón Bolívar, los opositores aprovechan las hilarantes actitudes del flamante presidente que apoyaron en las urnas comiciales los chavistas. Hay programas de caricaturas en la TV que lo exhiben en diferentes formas. Se supone que en cualquier momento se callará la boca a los periodistas que no bendicen con ditirambos al soberano…
El acosado gobernante del sur, según lo informado por importantes medios de comunicación, se ha dado a la tarea de hacer algunas críticas nada amistosas al presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama. Da a entender que Obama se encuentra bailando al son que le tocan unos grupos de poder, entre ellos el Departamento de Estado, la Agencia de Seguridad Nacional, el Pentágono y la CIA.
Ha dicho Maduro que hubo una conspiración contra él y que por eso no asistió a la Asamblea General de la ONU. ¿Será cierto eso o problemas de verbo?…
Un acucioso guatemalteco que vive enterado, como al minuto, de los sucesos internacionales, cree que a Nicolás Maduro bien le va aquel refrán de inconfundible sabor chapín que reza: “el comal le dice a la olla qué tiznado estás”, y saca a relucir el hecho de que el orden de cosas imperante hoy por hoy en Venezuela ha sido y sigue siendo manejado por Fidel y Raúl Castro.
Fidel, quien, al fracasar antaño el movimiento guerrillero en Centroamérica que planificó, adiestró, armó y le dio consignas comunistas, cambió tácticas abarcando en las sombras toda la América Latina sin muchos relámpagos, truenos ni centellas…
Fidel es el “cerebro diabólico” que dispone lo que deben hacer los obedientes funcionarios del gobierno que ahora comanda quien reemplazó a Chávez a raíz de su muerte.
Es una osadía la de Maduro tratar peyorativamente al ilustrado personaje que ocupa la Casa Blanca mediante la fuerza cívica de un superelectorado estadounidense. Obama es un profesional del derecho que no cualquier babieca puede juzgarlo para minimizar su quehacer al frente de la nación más poderosa del mundo.
Es absurdo lo que viene declarando politiquientamente el actual mandamás venezolano contra la superpotencia del norte, incluso en lo que hace al presidente Barack Obama, pero no hay que pedirle peras al olmo porque sería el colmo.