Madrid, refugio para jóvenes homosexuales


Situación. En varios lugares del mundo el homosexualismo es aceptado dentro de la sociedad.

Excluidos y discriminados desde la adolescencia, muchos jóvenes homosexuales latinoamericanos han encontrado refugio en Madrid, donde además de tener un trabajo, esperan poder construir una vida en libertad.


«Nos sentimos más libres, puedes ir de la mano con tu novio», explicó a la AFP Miguel Leclerq, un peruano de 29 años.

Médico de profesión, Miguel dedica casi todo su tiempo a la integración de los homosexuales latinoamericanos en Madrid, sobre todo colombianos, ecuatorianos, pero también bolivianos, peruanos y brasileños.

El derecho al casamiento y a la adopción de niños desde julio de 2005, y transexuales que pueden cambiar de identidad sin necesidad de pasar por el quirófano desde marzo pasado, ha convertido a España en un paí­s pionero en esta materia.

Esas leyes aprobadas por el Congreso de los Diputados, excepto por los legisladores del opositor Partido Popular (PP, derecha), han dado la imagen de un paí­s «tolerante» que atrae a los homosexuales de América Latina.

A menudo, allí­ son ví­ctimas de «persecución y agresiones homófobas» en sus paí­ses, donde «la presión social y la religión son muy fuertes y tienes mucho sentimiento de culpabilidad», explica Alberto Martí­n Pérez, vicepresidente de la asociación que nuclea a gays, lesbianas y transexuales (COGAM).

«Muchos no encuentran empleo, han sido echados de casa por sus padres, se sienten condenados a ser decorador, maquillador o peluquero y a veces se ven obligados a prostituirse por el simple hecho de ser homosexuales», afirma Miguel Leclerq.

Lizethe Alvarez Echeverry, una transexual colombiana de 39 años, recuerda la decepción de su padre cuando se dio cuenta de que su niño no era como los otros.

«Para mí­ los carritos representaban a las princesas y a los principitos», confiesa Lizethe.

«Llegué a trabajar, pero la asequibilidad del trabajo es muy difí­cil», asegura por experiencia.

Lizethe fue pronto una candidata a la inmigración. Primero en Alemania, donde «aprendí­ cómo las mujeres tienen derecho, mandan y se les respeta» y luego en Madrid, donde la adaptación ha sido más fácil «por el idioma».

«Muchas transexuales latinoamericanas vienen pensando que van a conseguir dinero y que la manera es de prostituirse aquí­. Hay que ayudarles a cambiar el chip», asegura Lizethe que trabaja en una oficina en las afueras de Madrid.

Lizethe participó en la preparación de la ley que en España permite a los transexuales cambiar de identidad sin pasar por el quirófano y ahora lucha para que la misma medida se aplique en las tarjetas de residencia de los extranjeros.

«Además de un empleo, vienen en búsqueda de un proyecto de vida», asegura Alberto Martí­n Pérez.

En la mayorí­a de los casos lo encuentran, en especial en las calles de Chueca, nombre que recibe familiarmente un barrio gay de Madrid que el próximo sábado será escenario del desfile de la Europride, en el cual los organizadores esperan la participación de dos millones de personas.

Y para facilitar la integración, la fundación Triángulo organiza una vez por mes la «Noche Latina» en el bar LL de Chueca, conocido por sus espectáculos de drag queens y sus strip-tease masculinos.

Octavillas con información preventiva, preservativos y lubricantes: «distribuimos muchí­simo material y formamos a las drag queens para que transmitan mensajes de prevención», explica Miguel, responsable de ese programa que recibe subvenciones del ministro español de Sanidad y del gobierno regional de Madrid.

«Se llena como un sábado a la noche», asegura. «Muchos vienen a informarse. Es muy importante porque hay una incidencia muy grande de VIH en sudamericanos en España», explica Miguel antes de admitir que otro gran espacio en el que hay que empezar a trabajar es en la integración de homosexuales que llegan desde el Magreb y del Africa negra.

Allí­ las sociedades son «muy cerradas». Ellos «no asumen su homosexualidad cuando llegan a España», asegura.