Madoff amanece en una celda


Bernard Madoff, acusado del fraude financiero más grande de la historia, cuando se dirigí­a a la Corte para declararse culpable de 11 cargos.  FOTO LA HORA:  AFP Mario Tama

El financista estadounidense Bernard Madoff amaneció hoy en una celda de Manhattan en lugar de en su lujoso apartamento, mientras sus ví­ctimas esperan que los investigadores descubran a sus cómplices del fraude de más de 50 mil millones de dólares y quizá algo de su dinero antes de que se dicte sentencia el 16 de junio próximo.


Madoff, de 70 años, que ayer reconoció ante un tribunal haber orquestado el fraude masivo y se declaró culpable de 11 cargos, es ahora el preso 61727-054 del Centro correccional metropolitano.

Varios tabloides publican en primera plana fotos de una celda similar a la del hombre de negocios ahora en desgracia, de 5,5 metros cuadrados y equipada con dos camas estrechas superpuestas, una mesita, un taburete y una ventana con rejas. Los diarios precisan que el baño se encuentra dentro de la celda.

El horario es estricto: levantarse a las 06H00, desayuno a las 11H00 y cena a las 17H00. El preso tiene derecho a un recreo por dí­a, durante el cual puede jugar ping-pong, ver televisión o leer, según la administración penitenciaria citada por el diario Metro. Uno de cada dos dí­as puede dar un paseo en una terraza vallada.

Desde su arresto el 11 de diciembre de 2008, el antiguo rey del Nasdaq (la Bolsa electrónica), que estafó a instituciones caritativas, ricos, universidades y bancos de todo el mundo, habí­a logrado permanecer en su apartamento del Upper East Side (lujosa zona del noreste de Manhattan), cuyo valor estimado en 7 millones de dólares le serví­a de fianza de libertad vigilada, junto a otros bienes.

Luego de que el financista y su esposa Ruth entregasen sus pasaportes a las autoridades y de que Madoff fuese equipado de un brazalete electrónico, éste fue asignado en enero a arresto domiciliario 24 horas al dí­a, y el apartamento puesto bajo vigilancia.

Su abogado, Ira Lee Sorkin, trato en vano de convencer al tribunal de que su cliente no podí­a huir ni hacer daño, pero el juez Denny Chin ordenó el encarcelamiento inmediato, una decisión que se imponí­a según los estafados presentes en el tribunal, pero que complicará la tarea de los investigadores de aquí­ a que se dicte sentencia el 16 de junio.

Algunas ví­ctimas se han quejado de la falta de un juicio, declararse culpable en Estados Unidos evita al acusado comparecer ante un gran jurado. «Juez, usted tení­a la oportunidad de encontrar nuestro dinero», dijo ayer al tribunal Ronnie Sue Ambrosino, que preside un grupo de unas 300 ví­ctimas de Madoff.

«Queremos un juicio, queremos escuchar a las ví­ctimas. ¡Pero también queremos saber donde está nuestro dinero!», exclamó.

La falta de un juicio no solo va a impedir escuchar testimonios vitales, sino que parece evidente que Madoff se ha negado a colaborar con los investigadores, según algunos para proteger a su mujer y sus hijos Andrew y Mark. Es de momento el único acusado por el gigantesco fraude.

El fiscal Marc Litt indicó que no tendrí­a clemencia alguna, que no hubo negociación con Madoff y que iba a pedir el máximo de pena, 150 años de cárcel. Ante el tribunal confirmó esta lí­nea dura, mientras que analistas sugirieron estos últimos meses que el financista podrí­a colaborar con la investigación a cambio de una sanción menos pesada.

«No tiene ningún remordimiento, es un cabrón y probablemente hay otras personas implicadas, aunque sea la SEC –el gendarme de la Bolsa estadounidense– que deberí­a haber sido juzgada a la vez que él, pero también su mujer y sus hijos», exclamó Judith Welling, una jubilada neoyorquina.