Hace varias semanas estuve en Perú. Esta fue la tercera vez que iba y desde la primera vez que fui tenía muchas ganas de ir a conocer Machu Picchu. Por cuestiones de torneos y demás no había podido ir. Pero esta vez decidí hacerlo.
Luego de una semana muy exitosa en Lima para el Abierto de Perú, inicié el viaje hacia este lugar histórico Inca. Mi viaje inició con un vuelo corto desde Lima hacia Cuzco. Lo primero que uno se da cuenta al llegar a Cuzco es lo surumbo que uno se siente. Pero gracias a la elevación de la ciudad de Guatemala hacer el ajuste a los casi 11 mil pies de altura de Cuzco no es tan difícil y en poco tiempo uno se siente como nuevo.
Esa misma mañana me trasladé hacia el pueblo de Pisac que queda en el Valle Sagrado. El trayecto al Valle Sagrado es increíblemente pintoresco, lleno de montañas impresionantes y ríos hermosos. Algo de este lugar me llenaba de mucha paz. Así que me tomé la tarde tranquilo meditando de la vida y leyendo un poco para estar con las baterías cargadas a full para salir la mañana siguiente rumbo a Machu Picchu.
Desde la estación de tren de Oyatantambo, salí en un viaje de hora y media hasta llegar a la estación de Aguas Calientes donde esta Machu Picchu. La estación de Aguas calientes queda en medio de varias montañas enormes y uno no tiene la menor idea de dónde puede estar localizada la ciudad de Machu Picchu. Desde ahí se toma un bus que empieza a subir en zig zag la montaña, en momentos da miedo porque el bus va a pocos pies de un precipicio altísimo.
Un mal cruce y adiós bus, adiós pasajeros y adiós Pablito Acuña. Después de unos 20 minutos de subir, finalmente llega uno a la entrada del parque. De ahí camina uno por un par de minutos hasta llegar a Machu Picchu. No hay palabras para explicar este maravilloso lugar. Fue construido en la parte más alta en donde se juntan varias montañas. Es prácticamente imposible pensar como fueron los Incas capaces de construir semejante maravilla.
Logré encontrar un lugar medio escondido en donde no escuchaba a nadie y de donde tenía una vista maravillosa de toda la ciudad. Fue un momento de la vida que nunca olvidaré. Sentí mucha paz y energía positiva. Fue una recarga para el alma. Definitivamente hay algo mágico de ese lugar. Son lugares y experiencias así que le recuerdan a uno de lo maravillosa que es la vida y de lo increíble que es este mundo en el que vivimos.
Luego de pasar todo el día ahí, tomé el tren de regreso a Cuzco en donde pasaría el siguiente día antes de volar de regreso a Lima. El día siguiente lo pasé caminando por las hermosas calles y terminé el día en el parque central en donde simplemente me senté a gozar del día maravilloso.
Al día siguiente salí de regreso a Lima y durante el vuelo mientras reflejaba de la increíble experiencia que había tenido esa semana de conocer Machu Picchu, me puse a pensar que éramos todos los guatemaltecos muy afortunados de poder tener en nuestro país un lugar de similar magnitud. Para mí Tikal también es un lugar igualmente mágico y tan increíble como Machu Picchu, pero rara vez pensamos de esa manera. En mi opinión nosotros los Guatemaltecos debemos saber apreciar más las cosas que tenemos y dejar de pensar que las cosas de otros países son mejores que las nuestras.
Gracias al golf he tenido la suerte de poder conocer muchos lugares por todo el mundo y entre más conozco lugares nuevos, más me doy cuenta del increíble país de donde provengo. En Guatemala lo tenemos todo. No tenemos nada que envidiarle a nadie. Perú ha logrado promocionar Machu Picchu por todo el mundo, recibiendo millones de turistas al año, los cuales ayudan mucho a la economía local. Lamentablemente nosotros no somos capaces de promocionarnos al mundo con la misma efectividad que lo hacen los peruanos, o inclusive como los mejicanos que se han vuelto los pioneros del turismo a nivel mundial.
Los mejicanos se han promocionado tan bien que mucha gente cree que los mayas son de México, siendo Guatemala el centro del imperio maya y teniendo lugares tan maravillosos como Tikal y la cuenca del Mirador. Apreciemos más lo que tenemos y promocionemos estas maravillas de una mejor manera. Gocemos más de nuestro bello país y demostremos todos que estamos sumamente orgullosos de ser guatemaltecos.