ílvaro Arzú: nefasto para Guatemala (2)


En entrega anterior se informó escuetamente sobre los abusos que despótica e inconstitucionalmente, en muchos casos, ha realizado ílvaro Arzú en contra de la República y del pueblo de Guatemala. Lo más asombroso es que la población lo ha permitido sin chistar y sin lograr percibir el daño profundo que este personaje ha realizado para el pasado, presente y futuro de Guatemala como República y como sociedad. El daño ha sido de fondo y ha trastocado los parámetros que deberí­a existir para la permisividad y tolerancia que una población pensante soportarí­a, sin exigir justicia, a un personaje enquistado en el poder desde hace más de 20 años.

Roberto Arias

Internet se refiere al gobierno de ílvaro Arzú en los siguientes términos: Arzú se inició en la vida polí­tica hace más de 20 años, en las filas del Movimiento de Liberación Nacional, de ultraderecha, anticomunista y de tendencia conservadora. Fue expulsado del mismo por diferencias con el lí­der de ese partido. Siendo Presidente de la República realizó privatizaciones de los activos estatales y estas privatizaciones fueron sindicadas como poco transparentes, acusándose concusión, ventas infravaloradas y cuestionando negocios potencialmente espurios entre la Presidencia de la República e interesados coludidos. Durante su gobierno se vivió un alarmante incremento en los secuestros. Probablemente, uno de los eventos de mayor trascendencia durante su Presidencia fue el asesinato del obispo guatemalteco, defensor de Derechos Humanos, Juan Gerardi Conedera, ocurrido el 26 de abril de 1998, dos dí­as después de que habí­a publicado sus conclusiones en el informe «Guatemala, Memoria del Silencio», donde se atribuyó al Ejército y a las organizaciones paraestatales a él sujetas, el 93% del total de las violaciones de los Derechos Humanos, correspondiendo un 3% de las mismas a las diversas organizaciones guerrilleras, en 36 años (¿de guerra?) durante el perí­odo comprendido entre 1960 y 1996. Arzú declaró tres dí­as de duelo nacional y se aprestó a afirmar que el asesinato habí­a sido un crimen común, no polí­tico. Con sospechas de que personas del cí­rculo de seguridad del Presidente eran culpables del crimen y ante la presión nacional e internacional, formó una comisión con sus más valorados colaboradores y, además, con miembros de la Iglesia, para investigar exhaustivamente el asesinato; sin embargo, desde el inicio de la investigación se observó una actitud flagrante por parte de Arzú para desvincular a sectores del Estado del hecho, a pesar de haber pruebas de la participación de la inteligencia militar en el asesinato. Casi cuatro años luego, tres miembros del Ejército, incluido un capitán que formaba parte de su seguridad, fueron juzgados y hallados responsables, en efecto, de la muerte del obispo. (CICIG debe investigar la responsabilidad a ílvaro Arzú en ese asesinato). El más grande logro que tuvo el gobierno de Arzú fue la firma de los Acuerdos de Paz, el 29 de diciembre de 1996, con la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Acuerdos que se vení­an negociando desde 1988. Antes de tomar posesión, ya habí­a mantenido contactos con la comandancia guerrillera y habí­a hecho de la conclusión del proceso de negociaciones un eje de su campaña electoral, por lo que fueron desventajosos para las fuerzas armadas y de seguridad, repercutiendo negativamente hasta la actualidad… Continuará.