«Grecia, usted hizo un poema de mi poesía», expresó Luz Méndez de la Vega por el comentario que le escribí de su libro «Frágil como el amor». Me sentí muy emocionada por esta hermosa frase. El cariño hacia Luz existe en mi corazón desde hace muchísimo tiempo. Recuerdo cuando visitaba regularmente a mis señores padres, León Aguilera y María del Mar. Viene a mi memoria una de esas visitas en particular. En aquel tiempo los niños y niñas podíamos jugar en los jardines de las casas que daban hacia la ancha avenida. Tendría yo más o menos siete años; estaba entretenida cuando apareció ante mí una mujer muy esbelta de mirada profunda y largo cabello negro, tapándole casi la mitad de su rostro. Se dirigió a mí con seguridad, voz fuerte, y me preguntó directamente: «Â¿Está tu mamá?» y antes de poder contestarle me abordó con otra más: «Â¿qué haces…?». Al fin, luego de observarla de pies a cabeza, le dije: «Estoy jugando Barbies. Pero mire, aparte de una muñeca yo quería un carrito, pero como soy una niña sólo me compraron la muñeca». Muy extrañada la diva continuó su interrogatorio: «Â¿y quién te dijo eso?», y la respuesta fue muy simple: «mi mamá…» Luego agregó: «Â¿y dónde venden ese carrito?», a lo que respondí inmediatamente que era un bus de colegio que vendían en un almacén de la sexta avenida. Se quedó muy pensativa y siguió su camino hacia la sala en busca de mi señora madre. Pasó más o menos una semana, cuando de nuevo hizo su aparición la exótica mujer. «Â¿Mariíta dónde está su hija, la pequeña? ¿Cómo es que se llama?», al momento mi señora madre estaba gritando por toda la casa: «Â¡Grecia, Grecia, apúrese porque Lucita la busca!…» Corrí al llamado y Luz agregó: «no sé si es el que querías, pero en fin…» Era el bus de colegio que tanto había deseado. Así conocí a Luz, feminista y desmitificadora. Guardo sus libros como un tesoro, y qué decir de sus dedicatorias, tan significativas y llenas de cariño hacia mis padres. En «Eva sin Dios» escribe: «Para León Aguilera, admirado periodista y lírico escritor en quien se encontrará comprensión para estas páginas, Guatemala 0ctubre 1979». En su poemario «Tríptico» anota: «Admirados María del Mar y León, ¿qué podría decirles que correspondiera a lo que les debo? A María del Mar por su palabra y voz maravillosas de sus «Oros Líricos en el atardecer» y a León por la honda y poética voz suya plasmada para mi «Eva sin Dios» en sus «Urnas del Tiempo». Dos tesoros para un afecto, gratitud y devoción, Guatemala mayo 1981″. Abro el poemario «De las palabras y la sombra» y leo la siguiente dedicatoria: «Para María del Mar y León, artistas intensos y sensibles en cuyas manos este libro encontrará alero y se hará poesía por la magia de la voz y el temperamento de María del Mar. Con la devota admiración y el cariño de Luz. Guatemala, julio 1984.» Luz siempre se ha identificado de manera sublime, mística y reveladora con el reconocido creador del pincel, Ramón Banús, quien le ha otorgado hermosísimos dibujos para la mayoría de sus libros. En honor a Luz escribí el poema «Cosmogénesis creadora» que dice lo siguiente: «Dios hizo a Luz y su palabra./ Cosmogénesis creadora/ lampo diamantino/ prisma iridiscente/ matices refulgentes/ de í‰ratos su imagen/ en el haz de la existencia./ Enigmática esfinge/ escapada cual espuma/ de científicas figuras/ de mentes inventoras/ de artificiales luces/ mundo de/ Arago, Faraday y Ampere./ Labrada de conocimiento/ Rosa de los Vientos/ alma entrelazada/ nelumbo luminoso/ fotosfera de Sirio/ resplandeciente y fugaz./ Meharis del Sahara/ en el tiempo interminable/ cabalgan junto a Fidias/ llevan en sus lomos/ códigos muy sabios/ papiros imborrables/ contenidos en el cuerpo/ de una Eva prodigiosa/ que escribe en las estrellas./ Dios hizo a Luz y su palabra.