El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, es esperado el domingo en Teherán para una cumbre de los No Alineados, que según Estados Unidos podría ofrecer a Irán la última oportunidad para evitar nuevas sanciones de Naciones Unidas.
Brasil, miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, ha resistido las ofensivas lideradas por Estados Unidos para votar un cuarto paquete de sanciones en respuesta a la negativa por parte de Teherán de responder a los repetidos ultimátum para suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio.
«Pienso que podemos considerar que la visita de Lula es quizás la última oportunidad de diálogo», indicó un responsable del Departamento de Estado norteamericano que pidió el anonimato.
Lula ha defendido las actividades nucleares iraníes y el derecho de Teherán a la energía nuclear. Ha repetido en numerosas ocasiones que unas nuevas sanciones serían contraproducentes e ineficaces.
Pero el Departamento de Estado indicó que el tiempo se está acabando y que se preparan nuevas sanciones.
«En las próximas semanas, esperamos presentar una resolución en Nueva York», señaló el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, a los periodistas en Washington el jueves.
«Seguimos moviéndonos hacia delante con la resolución de sanciones», agregó.
La Casa Blanca también reveló que el presidente Barack Obama y su homólogo ruso, Dimitri Medvedev, conversaron sobre Irán por teléfono el jueves y acordaron acelerar las negociaciones sobre un nuevo paquete de sanciones.
Sobre las gestiones de Lula, Medvedev se mostró poco optimista este viernes después de entrevistarse con su homólogo brasileño en el Kremlin: «le doy un 30% de oportunidades» de éxito, declaró en conferencia de prensa.
El acuerdo de Rusia para una nueva resolución dejaría a China como el único país entre los cinco miembros permanentes con derecho a veto del Consejo de Seguridad que podría apoyar a Irán.
Los esfuerzos diplomáticos para resolver la cuestión iraní se han centrado en el borrador de las primeras propuestas de la ONU del pasado mes de octubre, que prevé que Irán entregue la mayoría de su uranio escasamente enriquecido a cambio del suministro de combustible nuclear por parte de las grandes potencias.
El plan pretende apaciguar las preocupaciones occidentales de que Irán podría enriquecer de forma clandestina parte de su uranio a niveles más altos, requeridos para la fabricación de la bomba atómica.
Pero Irán se ha negado reiteradamente a la idea de entregar su uranio antes de haber recibido el combustible para su reactor de investigación de Teherán y ha pedido que el intercambio se realice simultáneamente y en su propio suelo.
La semana pasada, su embajador en Brasil, Mohsen Shaterzadeh, mostró no obstante una postura más conciliadora al indicar que podría aceptar que el intercambio tuviera lugar en un tercer país.
Turquía, que es a la vez un aliado de los países occidentales y tiene relaciones cercanas con sus vecinos orientales, se ha ofrecido en numerosas ocasiones como un tercer país.