Estuvieron Brad Pitt y Nicole Kidman, hubo glamour en la alfombra roja y surgieron posibles competidores para el Óscar, pero también fue un año en el que la crisis mundial explotó en las pantallas de cine de Cannes.
«La crise» — como la llaman los franceses — aquejó al multimillonario interpretado por Robert Pattinson en «Cosmópolis» de David Cronenberg, a la juventud desempleada en Glasgow en «The Angels’ Share» de Ken Loach, al boxeador callejero en «De rouille et d’os» y a los mafiosos preocupados en «Killing Them Softly» de Andrew Dominik.
Vivimos tiempos de ansiedad y ese sentimiento se reflejó en el festival de cine de la Riviera Francesa, famoso por sus vestidos, lujo y cine serio.
Los ánimos parecían estar reflejados en el clima, varios días estuvieron extrañamente fríos y lluviosos para tratarse de finales de primavera, convirtiendo las sesiones de foto en desastres en medio de la lluvia.
Ante esta angustia, el jurado premió al amor, otorgándole la Palma de Oro —el premio más importante del festival— al director austriaco Michael Haneke for «Amour», una película crudamente poderosa sobre una pareja de ancianos que enfrenta el deterioro en la salud de la esposa.
El segundo y el tercer premio fue para la sátira italiana de Matteo Garrone «Reality» y para Loach por la comedia sobre creadores de whiskey «The Angels’ Share», también hubo reconocimientos de actuación para el danés Mads Mikkelsen por «The Hunt» y para las rumanas Cristina Flutur y Cosmina Stratan por «Beyond the Hills».
Por su parte, el mexicano Carlos Reygadas fue nombrado mejor director por su historia sobre una familia en el campo mexicano «Post Tenebras Lux».
Aunque el festival tuvo un gran sabor estadounidense no hubo premios para el grupo de películas que examinaban el pasado y el presente de Estados Unidos, por lo general a través del lente de directores de otros países.
El australiano John Hillcoat presentó a traficantes de la época de la prohibición en «Lawless» y el brasileño Walter Salles cruzó el país en su adaptación del clásico beat de Jack Kerouac «On the Road» («En el camino»). El neozelandés Dominik mostró «Killing Them Softly», una película de suspenso protagonizada por Brad Pitt como un agente contra mafiosos, que se desarrolla en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008, mientras que el canadiense Cronenberg puso a Pattinson a viajar en una limosina por Manhattan en medio de amenazas de seguridad y protestas parecidas al movimiento Ocupemos.
Tampoco podían faltar los momentos de controversia y locura en Cannes.
Lo primero llegó por la falta de directoras entre las 22 películas en competencia. La situación llevó a cartas y peticiones en Francia y Estados Unidos, así como a la protesta del grupo feminista La Barbe (La Barba) frente a la famosa alfombra roja de la sede del festival.
El director de Cannes Thierry Fremaux respondió que sólo elegía las cintas basado en el mérito, pero el festival prometió que haría un mayor esfuerzo para encontrar películas hechas por mujeres.
Lo desconcertante y bizarro llegó por la aparición surreal de un demonio en la cinta de Reygadas y en casi toda la película, incluyendo un estacionamiento lleno de limosinas extra largas, «Holy Motors» de Leos Carax.
Aunque la reflexión misteriosa de Carax sobre la actuación y la realidad posiblemente no llame la atención de la Academia estadounidense, hubo muchas otras cosas en Cannes que seguramente lo lograrán.
Este año no hubo una película con el atractivo obvio para ambos estilos de cine que logró el año pasado la revelación de Cannes «The Artist», la cual terminó por ganar cinco Oscar.
Pero la candidata más posible para el Oscar sería «Mud», la tercera película de Jeff Nichols, de 33 años, segura de sí misma y conmovedora. El filme le da a Matthew McConaughey un papel destacado como un fugitivo que se esconde en una isla en Misisipí, también tiene actuaciones poderosas de los actores infantiles Tye Sheridan y Jacob Lofland.
McConaughey participó igualmente en «The Paperboy», la cual cuenta con una actuación interesante de Kidman como mujer fatal, que le podría valer una nominación al Oscar. También podría haber alguna para Marion Cotillard por su intensa interpretación como entrenadora de orcas en «Rust and Bone».