A lo largo de los últimos años, pero especialmente en lo que va de este 2012, nuestro Congreso ha sido ejemplo de ineficiencia, falta de capacidad para trabajar y aprobar las leyes que el país requiere. Cuando no hay interpelaciones de por medio, los diputados no asisten en número suficiente para sesionar y así han mantenido entrampada en forma sin precedentes la agenda legislativa del país.
Pero para que la gente no diga, los diputados hacen sus excepciones cuando de por medio hay algún beneficio para ellos. El último caso fue la aprobación de la ley que prorroga el usufructo de las frecuencias de televisión, radio y telefonía por veinte años más en una concesión graciosa dispuesta por el Congreso de la República en una mágica concertación que incluyó nada más y nada menos que a los odiados enemigos del Partido Patriota y el Partido Lider, quienes de la mano, sin discutir ni chistar, decidieron que en este tema tenían que ponerse de acuerdo para extender el beneficio que la Ley de Radiocomunicaciones otorgó ya a los usufructuarios de las frecuencias del Estado.
¿Qué pudo provocar esa súbita actitud laboriosa y diligente de nuestros representantes en el Congreso de la República? Idealmente los diputados tendrían que ser motivados por el interés nacional, por el patriotismo de servir con eficiencia y honestidad a la Patria en los asuntos que el bien común demanda. Pero en esos casos los diputados ni siquiera llegan al pleno o se escudan en inútiles e infructuosas interpelaciones para justificar su letargo que es ya una enfermedad crónica de nuestro sistema legislativo. En cambio, cuando hay el menor olor de que algo les puede quedar de beneficio a los diputados, se mueven con una agilidad y prontitud que sería la envidia de los mejores atletas, porque sin la menor pérdida de tiempo, sin entrar en contradicciones de ningún tipo ni mostrar sus dotes oratorias tan buenas para entretener la nigua, levantan la mano sin leer siquiera el proyecto que “alguien” preparó extramuros y que ellos aceptan con gusto y sin chistar.
No podemos decir que da vergüenza ese comportamiento de los diputados porque la verdad sea dicha, lo hacen de manera abierta, descarada y sin tapujos porque saben perfectamente que este pueblo no dirá nada ni mucho menos hará algo, porque aquí todo es puro “parte sin novedad”.
No creemos, sin embargo, que sea el simple pago de facturas políticas o inversión para futuras campañas. Ese favor vale mucho como para que nuestros diputados den su voto sólo pensando en beneficiar a sus partidos. ¡Mamolas! Si nadie pasa sin saludar al rey y pagar su diezmo, en este caso seguramente hasta hubo incremento de cuota por el tamaño del favor a tan importantes sectores económicos.
Minutero:
Se acabaron las pendencias
entre Lider y Patriotas;
con un taconazo en las botas
extendieron las frecuencias