Luchan por evitar legalización de vino rosado de mezcla


Fernando Prieto Ruiz (C), presidente de la Confederación Española de Regulación de Viniviticultura, junto con otros funcionarios de los vinos, mezcla vino blanco con rojo, en conferencia donde se protestó contra la intención de legalizar el vino rosado. FOTO LA HORA: DOMINIQUE FAGET

«Vino tinto más blanco no es igual a rosado», clamaron el martes vitivinicultores europeos, entre ellos de España y Francia, unidos para defender la calidad de la uva original y tratar de impedir que la UE autorice la mezcla de vinos para competir de igual a igual con paí­ses como Chile.


En junio, los Estados europeos decidirán si levantan la prohibición, vigente desde 1999, de obtener vino rosado a base de vino blanco y de un 2 ó 3% de tinto, una idea que pone los pelos de punta a muchos productores europeos de rosado macerado, al denunciar la suplantación de un producto natural y de calidad por uno industrializado y advertir de las pérdidas potenciales de miles de empleos.

La legalización del vino de mezcla, de color rosado, darí­a paso a una «producción clónica», sin distinción del terruño de origen tan determinante en su degustación, denunció en Bruselas Fernando Prieto, que representa a las Denominaciones de Origen del paí­s, reunidas en la CECRV, junto a colegas franceses, italianos y suizos.

Se trata de «engañar al consumidor», de «legalizar una forma de falsificación» de un vino que aunque representa el 8% de la producción mundial, sus ventas han crecido en los últimos años por encima de las de tinto o blanco, afirmaron los productores europeos en rueda de prensa.

Pese a su campaña, que ha cobrado fuerza sólo en los últimos meses, la Unión Europea (UE) parece dispuesta a autorizar, el próximo 19 ó 26 de junio, el corte de vino blanco y tinto para obtener rosado, en nombre de la liberalización del mercado.

«No vamos a cambiar nuestra propuesta. Nuestro plan es seguir adelante», declaró el portavoz europeo de Agricultura, Michael Mann, recordando que los paí­ses de la UE dieron su visto bueno hace más de un año, a fines de 2007.

Bruselas estima que si esta práctica no está prohibida en terceros paí­ses, como en Chile o Estados Unidos, que exportan sus productos a Europa, mantener esa prohibición perjudicarí­a la competitividad de los vinos rosados del continente, cuyo laborioso proceso de elaboración se ve reflejado en el precio.

Pero los productores europeos no están dispuestos a arrojar la toalla y tratan de convencer a sus gobiernos de que paren los pies a Bruselas. Después de meses de titubeo, Francia apoyó a su sector, uniéndose a Italia. España, por ahora, no se ha pronunciado públicamente.

Francia es el primer productor mundial de rosado, con 5,9 millones de hectolitros en 2006, seguido de Italia, con 4,5 millones, y España y Estados Unidos, con 3,8 millones cada uno.

Según los productores, sólo el 10% del rosado mundial se fabrica a partir del corte de vinos ya terminados, y el resto procede del proceso tradicional.

Prieto admite que el peso del vino rosado en España es relativo respecto a la producción vitiviní­cola total, de unos 45 millones de hectolitros anuales, pero defiende que esta actividad forma parte del «modus vivendi» de regiones como Navarra, que «saldrí­a muy dañada», sin aventurarse a calcular las pérdidas.

Bruselas «sólo mira el precio final del producto en el mercado», más barato para los rosados de mezcla, «no la diferencia entre lo que ha costado producir un vino en Europa y un vino en Chile», lamentó Prieto.

Para los productores europeos reunidos en Bruselas, la UE se ha visto presionada por los intermediarios del sector, los embotelladores, que «no tienen la capacidad de absorber los 165 millones de hectolitros de vino producidos cada año» en Europa y pretenden resolver sus problemas de excedente usándolo para obtener rosado.

Pese a su campaña, que ha cobrado fuerza sólo en los últimos meses, la Unión Europea parece dispuesta a autorizar, el próximo 19 ó 26 de junio, el corte de vino blanco y tinto para obtener rosado, en nombre de la liberalización del mercado.