Instituciones gubernamentales y empresas privadas trataban de restablecer las comunicaciones terrestres con unos 37 municipios salvadoreños aislados por derrumbes de lodo y piedras, luego de las lluvias que provocaron al menos 140 muertos y decenas de desaparecidos que socorristas buscan sin pausas.
«La situación todavía es grave. Tenemos ya 140 muertos. Nos hace falta desbloquear calles de acceso a unos 37 municipios que por ahora están cubiertas de toneladas de lodo, piedras y árboles», declaró a la AFP el director de Protección Civil, Jorge Meléndez.
Los equipos de socorro y numerosos voluntarios removían toneladas de lodo y escombros en busca de decenas de desaparecidos. La prensa menciona que puede haber hasta 500 personas bajo el lodo.
Para rehabilitar la red de carreteras secundarias y las de tierra en comunidades rurales, muchas empresas constructoras han aportado voluntariamente sus equipos para retirar escombros ya que el ministerio de Obras Públicas carece de maquinaria apropiada.
Los daños provocados por el desbordamiento de ríos, según Meléndez, ha afectado a casi toda la zona costera del departamento de La Paz, que se encuentra anegada.
Las crecidas de los ríos que dejaron tres días de lluvias originadas por una baja presión en el Pacífico y los coletazos del huracán Ida, degradado ya a tormenta tropical, también han dañado o destruido 18 puentes, lo que constituye un problema de difícil solución a corto plazo.
Además de rehabilitar las comunicaciones, las autoridades de Protección Civil centran su atención en las 13.680 personas que están en 118 albergues temporales en los departamentos de San Salvador, La Libertad, Cuscatlán, San Vicente, La Paz, Cabañas y Usulután.
«Se está trabajando intensamente para lograr atender las diferentes necesidades que tienen los albergues. Se necesita establecer un control de calidad mediante un diagnóstico», precisó Meléndez, quien durante la pasada guerra civil (1980-1992) fue un connotado comandante guerrillero.
En los improvisados albergues que funcionan en escuelas, casas comunales y algunas iglesias, las autoridades del ministerio de Salud han comenzado a adoptar medidas para prevenir eventuales epidemias.
Se presume que decenas de cadáveres de personas y animales todavía enterrados en el lodo empiecen a descomponerse con el consiguiente riesgo para la salud pública.
Este martes, un equipo de expertos venezolanos llegados al país la víspera, comenzará una evaluación de los daños en Verapaz. Con unos 6.800 habitantes, este pueblo, situado en el departamento de San Vicente, a unos 70 km al este de San Salvador, ha sido el más afectado por las lluvias, informó a la AFP el portavoz de la cancillería Juan José Figueroa.
En tanto, el ministro de Gobernación, Humberto Centeno, dijo que técnicos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) trabajan en la evaluación de daños para estimar el monto de las pérdidas y los recursos que se requieren para la reconstrucción.
Mientras las autoridades tratan de consolidar la atención de los miles de evacuados y ajustan las cifras de defunciones y damnificados, decenas de familias comenzaron a sepultar a sus víctimas. Los menos afortunados todavía buscan desesperadamente a sus deudos en quebradas y ríos inmediatos a las zonas del desastre.
Roberto Angulo, un diputado del derechista Partido de Conciliación Nacional (PCN), comentó que en una comunidad de San Vicente -que no identificó- estaban censadas unas 600 personas y después de la tragedia solo aparecieron 100.
Por un decreto legislativo, este martes se inició el primero de tres días de duelo nacional.