Luces y sombras


Editorial_LH

El tema de la seguridad sigue siendo uno de los más delicados e importantes para los guatemaltecos y en el mismo esta semana vimos tanto luces como sombras. Entre las últimas destaca, sin lugar a dudas, el ataque directo contra dos comensales en un exclusivo restaurante de la ruta a El Salvador, El Portal del Ángel, lo que pone en evidencia que en ningún sitio nos podemos sentir seguros porque estamos cundidos de personas que poseen mucho dinero y que frecuentan lugares selectos, comprometiendo a otros parroquianos por el tipo de negocios que realizan y que es capaz de generar esas violentas matanzas.


Por el lado de las luces, es importante destacar el trabajo de la Policía Nacional Civil y sus grupos de inteligencia, en estrecha cooperación con investigadores del Ministerio Público, lo que permitió la captura de una decena de sospechosos de ser los culpables de numerosos delitos de violación cometidos especialmente en la parte suroccidental de la ciudad de Guatemala. Aunque se diga que la presión mediática forzó a las autoridades a acelerar el paso y demostrar eficiencia, el caso es que hubo esa eficiencia y que en la presentación del caso, a primera vista, se pueden ver pruebas que debieran servir para sustentar la acusación.
 
  Nadie podía suponer que por mucho que la seguridad fuera pilar de la agenda del Gobierno, en los primeros meses se pudieran sentir cambios sensibles porque la dimensión del problema es enorme. Pero justamente lo que hace falta es que las autoridades demuestren que tienen esa capacidad para investigar aun los casos más intrincados, de manera que los maleantes no sigan actuando a sus anchas. Uno de los puntos fundamentales de la búsqueda de seguridad tiene que ser, por supuesto, el fin de la impunidad, y para ello es indispensable que se pueda investigar con eficiencia y sustentar casos para que aun los jueces más venales se vean obligados a condenar a los delincuentes.
 
  En el primer caso es muy difícil esperar resultados positivos porque el problema está en la extensión de las actividades del crimen organizado que se metió en todos los estamentos sociales y que no hace distingos de ninguna naturaleza. Hasta en las iglesias seguramente nos codeamos con personas que viven en permanente riesgo porque lo hacen en el filo de la navaja debido a los ilícitos e inmorales negocios que realizan pero que les permiten tener presencia en todos lados, no digamos en los llamados sitios exclusivos que tanto les atraen. Pero en la medida en que los ciudadanos veamos que se depura la Policía y que hay voluntad de investigar seriamente, las luces de esperanza permanecerán prendidas.
 
Minutero:
Si bien la seguridad 
es aún calamidad 
alientan ciertos pasos 
que resuelven gruesos casos