íšltimos mitines en Francia


Favorito. El candidato conservador, Nicolas Sarkozy (C), se mantiene como favorito para las elecciones francesas.

Miles de participantess, invitados estrella y promesas de última hora: a tres dí­as de la primera vuelta de las elecciones, los aspirantes a la Presidencia de Francia celebran sus últimos grandes mí­tines con la esperanza de convencer a los millones de indecisos que llenan de suspenso estos comicios.


«Conservo mi sangre frí­a, mucha serenidad y fuerza interior», declaró hoy la candidata socialista Ségolí¨ne Royal, antes de celebrar su último gran mitin en Toulouse (suroeste) en compañí­a del presidente del gobierno español, José Luis Rodrí­guez Zapatero.

A la misma hora, el conservador Nicolas Sarkozy, favorito según todos los sondeos, se reunirá con miles de adeptos en Marsella (sureste).

Esta semana el candidato concentró sus ataques en el aspirante de centro Franí§ois Bayrou, tercero en intenciones de voto, al que acusó de «no tener convicciones».

«Lo conocí­ de derecha y ahora es de izquierda. Ha cambiado tan rápido que tiene que avisar a sus electores», ironizó Sarkozy, pidiendo a los franceses que «no se dejen robar su decisión» el próximo domingo.

El aludido, que recibió centenares de personas el miércoles por la noche en Parí­s y celebrará otro mitin el jueves en Pau (suroeste), contestó rápidamente que sus adversarios «tiemblan al pensar que pueden perder su monopolio de poder».

«Estaré presente en la segunda vuelta», garantizó Bayrou hoy en una entrevista a una radio local, en la que aseguró que «los franceses se han dado cuenta» de que hay una «nueva fuerza de centro que va a cambiar las reglas del juego».

En este momento, Sarkozy cuenta con entre un 27% y un 30% de intenciones de voto, seguido de Royal, con entre 22,5% y 25%, Bayrou, con entre 18,5% y 19% y el lí­der de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen, con entre 12,5% y 15,5%.

En la segunda vuelta, las encuestas coinciden en que Sarkozy derrotarí­a a Royal.

«Todas las posibilidades están abiertas», declaró la socialista, que pidió a los electores que voten «en masa pero de forma consciente» el 22 de abril.

Según la aspirante socialista, «lo que los sondeos no dicen es que hay todaví­a un 40% de electores que no tomaron su decisión o que no responden a los institutos que realizan las encuestas».

Los autores de los sondeos sí­ coinciden al afirmar que el voto a Bayrou, compuesto esencialmente de decepcionados electores de derecha e izquierda, es el más volátil, pero también el que hará que la balanza se incline hacia un lado u otro el domingo.

«En un momento en que las decisiones deberí­an estar más o menos claras, lo que está claro es la indecisión. Los franceses desean un cambio, algo nuevo y el problema es que hay tres candidatos en cabeza que prometen realizarlo», declaró a la prensa Emmanuel Rivií¨re, del instituto Sofres.

Pero la indecisión no tiene por qué significar abstención, según estas fuentes, que consideran que el precedente de 2002 sirvió de lección a los franceses. Hace cinco años, en las últimas presidenciales, la abstención llegó al 28,4% en la primera vuelta.

En aquel momento, el lí­der de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen, consiguió más votos que el socialista Lionel Jospin, y logró disputar la segunda ronda contra el actual presidente, Jacques Chirac.

El jueves, Le Pen, convencido de que volverá a repetir esta hazaña el domingo, volvió a mencionar el origen húngaro de Sarkozy y consideró que un francés de «rancio abolengo puede encarnar mejor el pasado, presente y futuro de Francia que alguien que no forma parte del pasado del paí­s».

Más respetuosa, Royal consideró que una victoria de Sarkozy supondrí­a un riesgo de «fractura» en la República francesa y acusó de nuevo a su rival de «cometer despistes escandalosos para hacer un guiño a los electores de la extrema derecha».

Los portavoces de Sarkozy denunciaron el jueves «la violencia de los ataques» que recibe el candidato y consideraron que «no son dignos de una campaña presidencial».

«Como no pueden atacar su proyecto, atacan a la persona de forma violenta. Hacerse la pregunta de si Nicolas Sarkozy es realmente francés no es digno de una campaña presidencial y no es lo que esperan los ciudadanos», subrayaron.