La Comisión Ballenera Internacional (CBI), reunida desde ayer en la isla portuguesa de Madera, podría prolongar un año más las negociaciones iniciadas en 2008, con el fin de evitar la ruptura en esta única organización mundial de regulación de la caza de ballenas.


Desde hace varios años la CBI está paralizada por la querella entre los países cazadores de ballenas, que consideran exageradas las amenazas que pesan sobre los grandes cetáceos, y los países «ecologistas», que exigen el mantenimiento de la prohibición de la caza comercial, en vigencia desde 1986.
Para sortear este atolladero, la CBI creó en 2008, durante su última cumbre en Santiago de Chile, «un grupo de trabajo reducido» encargado de hacer avanzar los temas considerados más urgentes, negociando un acuerdo interino de una duración de cinco años.
Estas discusiones han fracasado hasta ahora, según el presidente de la CBI, el estadounidense William Hogarth.
Los miembros de la CBI podrían, al cabo de sus cinco días de debates, prolongar un año más las negociaciones, hasta 2010.
«Trataremos de extender ese proceso un año más. No creo que la gente esté dispuesta a esperar más de ese tiempo. Si no tememos respuestas en el año 2010, pienso que muchos países buscarán resolver esas cuestiones de otra manera», añadió.
Al tiempo que señalaba «progresos importantes», Hoggart explicó que las negociaciones estaban bloqueadas en primer lugar en torno a un eventual acuerdo que permita a Japón reanudar una cacería comercial que se limitaría al mar frente a sus costas.
A cambio, Tokio estaría dispuesto a reducir sus cacerías científicas en el Antártico y a sostener la creación de un santuario en el Atlántico Sur, reclamado por los países latinoamericanos.
Japón, que encabeza los países «pro caza», impugna la moratoria de 1986, y pese a esta prohibición, la flota ballenera japonesa captura cerca de mil ballenas anualmente, pretextando «la caza científica», autorizada por los textos de la CBI.
El lunes, la delegación nipona hizo saber que era igualmente favorable «a un consenso para proseguir los esfuerzos durante un año más».
«Esperamos que no sea un año más, sino el último año», advirtió no obstante el diputado Yoshimasa Hayashi, cuyo país ha amenazado ya en el pasado con abandonar la Comisión, fundada en 1946 por 15 Estados balleneros.
Al margen de los debates, las organizaciones de defensa del medio ambiente presentes en Madera reafirmaron este lunes su temor de que se reanude la caza de ballenas jorobadas de Groenlandia, territorio semiautónomo de Dinamarca, una de las cuatro regiones del mundo donde la CBI autoriza la cacería «tradicional» de subsistencia.
Según un comunicado de la Sociedad Mundial para la protección de Animales (WSPA) más de una veintena de organizaciones no gubernamentales llamaron a los miembros de la CBI «a rechazar la demanda de Groenlandia de una cuota anual de diez ballenas jorobadas», una especie muy protegida.
El caso de Islandia, único Estado con Noruega en practicar la cacería comercial, podría igualmente ser motivo de debate. Reykjavik, que planea pedir su adhesión a la UE, ha decidido este año aumentar fuertemente sus cuotas. Una decisión condenada por siete países, entre ellos Francia, Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania.
En 1986 entró en vigor una moratoria que prohíbe la caza con fines comerciales. Desde entonces, cerca de 40 mil ballenas han sido cazadas en el mundo por países que se niegan a someterse a la prohibición, o bajo el pretexto de las cazas científica y tradicional, autorizadas según cuotas muy precisas por la CBI.