Rusia Unida, el partido del presidente ruso, Vladimir Putin, aparecía hoy, último día de campaña electoral, como el gran favorito a las elecciones legislativas del domingo.
Putin tenía previsto ocupar la última jornada en un encuentro con académicos, después de advertir ayer que Rusia se enfrenta a la «humillación, la dependencia y la desintegración» si su partido no gana.
Varias de las formaciones que compiten por los 450 escaños de la Duma, la Cámara Baja del Parlamento, incluyendo la coalición Otra Rusia, del ex campeón del mundo de ajedrez Garry Kasparov, tenían previsto llevar a cabo actos en Moscú.
Las elecciones del domingo son observadas con esmero porque podrían dar pistas sobre lo que Putin quiere hacer tras el fin de su segundo y último mandato, según la Constitución.
Aunque Putin no puede participar en las presidenciales del próximo marzo, los analistas consideran que la actual administración quiere mantener el control del Kremlin y los resultados de las legislativas servirán para medir su fuerza.
Durante la campaña, Putin acusó a los rivales de Rusia Unida de tratar de alterar las elecciones y los comparó a «chacales» sedientos del dinero de los gobiernos occidentales.
Las fuerzas de la oposición respondieron denunciando las infracciones de las leyes electorales cometidas por Putin y su partido, así como la preferencia de los medios públicos por el partido gobernante.
El Kremlin se defendió de las acusaciones prometiendo que las elecciones serán justas.
Kasparov, por su parte, prometió el jueves seguir haciendo frente a Putin, a su salida de la cárcel de Moscú en la que estuvo recluso cinco días por participar en una manifestación no autorizada contra el presidente.
«Mi determinación de combatir este régimen es inamovible», afirmó Kasparov antes de acusar a Putin de llevar al país a una dictadura.
En la ciudad del extremo oriente Vladivostok, los militantes de Rusia Unida explicaban que si su partido gana la ciudad recibirá mucho dinero para preparar la cumbre de 2012 del Foro Económico Asia-Pacífico (APEC).
«Construiremos puentes, hoteles. Traeremos orden a la ciudad», dijo Artyom Parshin, un miembro del partido que distribuía panfletos en la estación del Transiberiano.
Las autoridades rusas y las empresas han organizado una campaña para incrementar la participación. Por ejemplo, los dos mayores operadores de telefonía celular de Rusia enviaron mensajes a sus clientes animándoles a votar.
En Vladivostok, los votantes recibirán crédito para sus celulares y en Moscú pases para el metro con mensajes para animar a los votantes.
«Lo que está ocurriendo demuestra aún más que las elecciones al parlamento se están convirtiendo en un referéndum sobre Putin, sin ninguna consecuencia legal en particular, pero con consecuencias políticas significativas», explicaba el diario Kommersant.
Las elecciones empezarán el sábado en la región extremo-oriental de Kamchatka y acabarán el domingo en Kaliningrado, la localidad rusa situada entre Polonia y Lituania.
El principal organismo de supervisión electoral europeo, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), decidió no enviar una misión observadora, responsabilizando de ello a las restricciones impuestas por Moscú y al retraso en la concesión de visados.
Putin acusó a Estados Unidos, miembro de la OSCE, de estar tras una decisión que tiene como objetivo desacreditar a Rusia, algo que Washington desmintió, desafiando a Rusia a aportar pruebas.