íšltima visita de Bush a Europa


El presidente George W. Bush hace una breve reseña de su viaje a Europa sobre el césped del Sur de la Casa Blanca en Washington.

George W. Bush partió hoy hacia Eslovenia donde iniciará una gira europea, la última antes del fin de su mandato en enero de 2009, en la que pedirá más ayuda para Afganistán, más presión sobre Irán y cooperación para luchar contra el cambio climático.


El lí­der estadounidense dejó la Casa Blanca antes de las 07:00 horas locales y se dirigió en helicóptero a la Base Aérea Andrews, en las afueras de Washington, donde abordó su avión.

En Eslovenia se reunirá con la primera dama norteamericana, Laura Bush, de 60 años, que llegó a Ljubljana la noche del domingo en forma adelantada a su programa inicial.

Horas antes el domingo, la primera dama cumplió una visita sorpresa a Kabul para reafirmar el compromiso de Washington con Afganistán, donde 16 personas, entre éstas un periodista afgano de la BBC, murieron en diversos episodios violentos en varios puntos del paí­s.

Antes de partir, Bush afirmó que Estados Unidos y la economí­a internacional deben procurar un dólar fuerte.

«Un dólar fuerte está en el interés de nuestra nación. Está en el interés de la economí­a global», dijo.

La Casa Blanca espera que esta gira de despedida a Europa, con la que la presidencia de Bush tuvo una relación muy conflictiva, refuerce la cooperación «frente a una serie de desafí­os globales».

«No creo que vayan a escuchar anuncios espectaculares», dijo el consejero de Seguridad Nacional Stephen Hadley poco antes de este viaje que llevará al presidente Bush a Eslovenia, para la cumbre entre la Unión Europea y Estados Unidos, a Alemania, Italia, el Vaticano, Francia y Gran Bretaña.

Pero Bush lleva consigo una agenda cargada hasta el 16 de junio, para la cumbre europeo-estadounidense y sus reuniones bilaterales con los jefes de Estado o de gobierno, el papa Benedicto XVI y la reina Isabel II.

Superadas las tensiones causadas por la guerra en Irak, Bush espera obtener un mayor apoyo para este paí­s y para Afganistán, pero también para Lí­bano o Georgia, y forjar una unidad más fuerte frente a una Rusia causante de numerosas dificultades en Europa, Estados Unidos y la colaboración transatlántica.

La crisis nuclear iraní­ brinda a Bush la posibilidad de demostrar que no es «el inadaptado», según una expresión acuñada en Estados Unidos, que sus socios internacionales verán claudicar hasta el fin de su presidencia en enero de 2009 a la espera de tratar con un interlocutor más conciliador que lo suceda.

Bush se reunirá con los dirigentes europeos unos dí­as antes de que el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, viaje a Teherán para presentarle al gobierno iraní­ las últimas propuestas de los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Rusia y China) más Alemania para que suspenda sus actividades nucleares más sensibles.

Solana viajará en un momento en el que se multiplican las especulaciones sobre un ataque contra Irán. El viceprimer ministro israelí­, Shaoul Mofaz, declaró recientemente que no queda otra opción aparte de la militar para impedir que Irán posea la bomba atómica, que Israel alega que estarí­a dirigida contra ese paí­s.

El presidente estadounidense se niega a descartar el recurso a la fuerza, pero la Casa Blanca asegura que privilegia la diplomacia y que Bush pretende presionar en Europa por el endurecimiento de las sanciones internacionales contra Irán mientras espera la respuesta de Teherán a las propuestas de los miembros del Consejo de Seguridad y Alemania.

La cuestión nuclear iraní­ permite igualmente a Bush aplicar el multilateralismo que sus detractores le acusan de haber ignorado, y que proclaman los candidatos a sucederle para desmarcarse del presidente saliente, incluido el republicano John McCain.

McCain es además favorable a adoptar unos objetivos restrictivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, a los que Bush se opuso reiteradamente si no eran igualmente válidos para economí­as emergentes como China o India.

En una Europa en gran parte contraria a su actitud frente al calentamiento global, Bush tratará de obtener una mayor cooperación respecto a esta cuestión y que involucra a las 16 principales economí­as.