Julio Reyes Gordillo
¿Por qué se empeña la muerte
en matar, vanamente, a la vida,
si la más humilde semilla
rompe la piedra más fuerte?
Luis de Lión.
Durante el conflicto armado que vivió el país, la literatura revolucionaria o de denuncia fue vedada. Los que escribieron lo hicieron fuera de nuestras fronteras, pues de lo contrario eran perseguidos, su obra confiscada.
De los pocos que se quedaron, y escribieron lo hicieron de forma tan sutil, y disfrazada que casi podría decirse que pasó desapercibida, pero no fue reeditada.
Antigua Guatemala, la ciudad franciscana, la ciudad colonial, la ciudad de las perpetuas rosas, ha dado gloria a Guatemala, de allí surgió Sor Juana de Maldonado, la Divina Reclusa como la llamo Soto Hall; de allí surgió Rafael Landívar con su Rusticatio Mexicana, aquel canto a Guatemala, de allí César Brañas, el poeta de la soledad, con su Alba Emérita y Viento Negro, de allí el ciudadano de la Vía Láctea, Luis Cardoza y Aragón y su Guatemala las líneas de tu mano y de allí también Luis de Lión, con su obra El tiempo principia en Xibalbá, cada uno en su momento ha de haber hecho alguna denuncia, ya en prosa ya en verso.
Luis de Lión, fue una de esas voces.
Nació en San Juan del Obispo, Antigua Guatemala, Sacatepéquez, un 19 de agosto de 1939. Y desde pequeño soñó con ser maestro. Luis no se imaginó que aquel itinerario de su recorrido por las calles de tierra que de San Juan del Obispo hacia la Antigua Guatemala, pasando por sus aldeas, Santa Catalina Bobadilla, San Cristóbal El Bajo, San Juan Bautista; que lo separaban de la Alameda que da a la iglesia del Calvario en la Antigua Guatemala, al final del camino iba a ser gratificante para él. Que el esfuerzo para estudiar, al extremo de usar hojas de calendario para hacer sus cuadernos iba a ser la base de su dedicación a la literatura.
Se graduó de Maestro rural y luego urbano en el Instituto Nacional para Varones Antonio Larrazábal (1959), en donde estuvo de interno.
Tuvo que atravesar el país para terminar de confirmar la situación sociopolítica y humanista de Guatemala. Porque para ejercer su profesión de maestro tuvo que aceptar una plaza en el municipio de San Lorenzo, San Marcos. Y luego pasó a Escuintla, Sololá, Quetzaltenango.
Y después de algunos años, regresa a trabajar a la capital
Estudio en la Universidad de San Carlos de Guatemala, y su amor a lo literario hizo que desarrollara el primer taller de poesía elaborada por niños en el nivel primario en la Ciudad de Guatemala. El primer escritor indígena de expresión española que apareció en el país, se dio a conocer por medio de sus publicaciones periódicas a lo largo de los años setenta.
A sugerencias de Mario Roberto Morales y Marco Antonio Flores, ingresó a trabajar en la escuela de Psicología de la Universidad de San Carlos, en el área filosófico-literaria.
Fue dirigente magisterial y miembro del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT).
Luis tempranamente dio muestras de que le gustaba escribir ensayos, versos, organizar actividades culturales.
Por lo que junto a Francisco, (Francisco Morales Santos) un amigo incidental y que luego fue uno de sus mejores amigos, deciden hacer un periódico escolar. Y esto lo corrobora Morales Santos en su ensayo «Luis de Lión, Poeta de la Cotidianidad y de la tierra».
Y así se empezó a dar forma a ese primer periódico que se les ocurría a estos futuros escritores.
Pero esto no termina allí, Luis continúa con su obsesión de ser escritor, ya en su haber se tenía leídos varios libros que habían llegado a sus manos, obras de la literatura universal, con lo cual ya había conseguido un buen bagaje para iniciar su carrera de escritor.
Aunque él no se lo tomaba tan estricto, amen de que la situación que se vivía en el país no era un cuento de hadas, sino mas bien un thriller, lleno de sangre, por un lado la guerrilla, la subversión, que no estaba de acuerdo con las disposiciones del gobernante de turno, con la distribución de la tierra, con los latifundios, con los terratenientes, con el mal trato de los jornaleros, y las condiciones infrahumanas en que vivían aquellos pueblos olvidados.
Por otro lado, el ejército, quien combatía «a capa y espada» la insurrección de estos inconformes.
Pero no sólo estos eran los contrincantes, había un participante, un tercero en discordia, que no había sido invitado a la fiesta, pero que fue el que pagó los platos rotos de este enfrentamiento, el Pueblo.
Y esta situación motivó a Luis a escribir un cuento. Un día del año 1966, a tan sólo seis años de haberse iniciado el conflicto armado interno, Luis medita y empieza a darle forma a ese cuento. Llega a su casa, se sienta a la mesa, toma papel y lápiz y empieza a bosquejar el escrito. No lo escribe de un solo, le va dando forma, conforme van pasando los días, conforme el conflicto armado se va agudizando. Y es de allí de donde extrae el argumento. La «represión» que sufre el campesino, ya sea de parte del ejército o de la guerrilla. Porque hemos de decir que la guerrilla también cumplió su papel de juez y parte en este juicio sangriento.
En este encuentro sanguinario, feroz, atroz, horripilante, en que se enfrentaban Caín y Abel, kichés contra kichés, cackchiqueles contra cackchiqueles, tzutuhiles contra tzutuhiles, mamen contra mames, kanjobales, ixiles, todos, todos contra todos, ladinos contra mayas. Sin miramiento de raza, sin miramiento de género, sin miramiento de edad, hombre contra mujer, hombre contra niño, jóvenes contra ancianos, ancianos contra mujeres, mujeres contra niños. Y así escribía:
«…- Mmm, esas son babosadas. Vos con seguridá sos guerrillero. Comunista. A mí no me engañás – Y dirigiéndose a su compañero: -Condúzcalo. Y si se opone, culatéyelo. Y si trata de huir, ya sabe?!!!
Estaba plasmando la cruda realidad de su pueblo, de su comunidad, estaba haciendo una denuncia de la situación de su país.
Pero bueno, pasaron los días, el libro fue terminado, no lo formo solo un cuento, eran aproximadamente cinco cuentos, pero él le puso el nombre de uno de esos cuentos, Los Zopilotes. Sí, Los Zopilotes, letras con voz de denuncia.
El sistema represivo del gobierno de aquel entonces desapareció de forma forzada a muchos intelectuales, estudiantes y profesionales. Un 15 de mayo de 1984 Luis de Lión fue desaparecido y no se supo nada de su cuerpo sino hasta 1999, cuando su nombre apareció en el macabro «diario militar», que contenía 183 nombres y fotografías de las personas asesinadas por esa institución, entre 1983 y 1985 y a Luis le correspondía el 135. En ese diario, escrito a mano aparecía el número 300, que según análisis, este significaba que la persona había sido ejecutada.
Su trabajo más conocido es su novela El tiempo principia en Xibalbá, (que también fue traducida al italiano) publicada póstumamente en 1985 pero que en realidad data de 1972, con el cual ganó el premio Centroamericano de Novela en los Juegos Florales de Quetzaltenango. Esta novela se convierte en fundacional para la literatura maya y obra fundamental para la literatura nacional. Se reedita, cuando se conmemora sus 60 años. Dice Margarita Carrera, comentando esta novela, que Luis de Lión se vio forzado a crear un español lleno de guatemaltequismos pero con acento indígena. Y que tiene como trasfondo el deseo sexual de un pueblo sojuzgado de yacer con la mujer del conquistador.
Entre sus obras se destacan Los zopilotes (cuentos, 1966) Su segunda muerte (cuentos, 1970), Poemas del volcán de agua (poesía, 1994), Poemas del volcán de fuego (poesía, 1998) y La puerta del cielo y otras puertas (cuentos, 1995).
En marzo del 2004, el Estado de Guatemala pidió perdón por la muerte De Luis de Lión, y dentro del acuerdo amistoso está que la vida y obra de de Lión sería incluida en los programas de estudio del sistema educativo y se reedite su obra.
A 29 años de su desaparición física, pues aquí no podemos decir, de su muerte, porque no murió en esa fecha, se cree que murió meses después. A 29 años de que Luis de Lión fuera acallado, sigue vigente, su voz de denuncia sigue actualizada. Los tiempos han cambiado. Tal vez los protagonistas son otros, pero las circunstancias las mismas. Reeditar su obra y principalmente los Zopilotes, es revivir al «indio», como le decían sus amigos.
«A la Guatemala proletaria y campesina, en su dolor y su esperanza»
Corría. El sudor le bajaba en la cara a manera de pequeños ríos. Paso un momento. Las piernas le temblaban. Jadeaba. Pero la angustia lo impulsaba a seguir. Ya faltaba poco. Ya se veían las luces de los ranchos. Cambió el ritmo y avanzó a pasos largos y presurosos. Estaba cansado. Pero la angustia lo aguijoneó nuevamente y mejor corrió.
Un esfuerzo más… otro poco? otro?
-¡Alto, amigo!
Un hombre armado le salió al paso. Quiso salir corriendo, pero lo detuvo el tono agresivo de otro hombre salido de la sombra.
-¡No huya porque se muere! ¿Quién vive?
No pudo contestar. No sabía que contestar.
-Haber, ¡soltá el machete y subí las manos!
Obedeció sin entender nada de lo que ocurría. El temor le entorpeció más el resuello. Un sudor helado, helado le bañaba todo el cuerpo.
-¡Regístrenlo!
Buscaron a saber qué en su chaqueta, en su camisa, en su pantalón.
-No tiene nada.
-Haber, ¿ónde está tu salvoconducto?
Otra vez no sabía que contestar. Miró y miró a los dos hombres como respondiéndoles con los ojos.
-No sabés que hay toque de queda y por eso para andar a estas horas de la noche en los caminos hay que cargar un permiso especial que se llama así: ¡sal-vo-con-duc-to! ¿Me oíste? ¿lo tenés, vos?
-No, siñor. Yo no sabía ese, siñor. Perdóname, siñor.
-¡Perdóname! -remedole con ironía. -Haber, tus demás papeles.
-¿Qué papeles, siñor?
-¡Ah, indio bruto! Tu cédula, tu boleto, en fin todas tus generales, ¿ónde están?
Papeles, cédula, boleto, salvoconducto, generales, que raro. ¿Qué era todo eso?
-No tengue, siñor.
Uno miro al otro.
-Mmm? ¿Cómo te llamas?
-Julián Coroy
-¿Onde vivís?
-En un ranchite.
-Pero por dónde, en qué lugar.
-Poray nomas.
-¿Cuántos años tenés?
-A saber, siñor.
-¿Sos casado?
-Nomas vive junto con mi mujer la Chepe Chicajay.
-¿Tenés hijos?
-No siñor. Pero ya agorite va a nacer une, siñor.
-¿Y que andas haciendo aquí a estas horas?
-Vengue al pueble a traer a la siñor Chinte, la comagrone.
-Mmm? esas son babosadas. Vos con seguridá sos guerrillero. Comunista. A mí no me engañás – Y dirigiéndose a su compañero: -Condúzcalo. Y si se opone, culateyelo. Y si trata de huir, ya sabe?
?A los pocos días una espiral de zopilotes, caracol de luto, descendía del cielo, penetraba entre el monte y se posaba sobre un aplastado rancho para iniciar el festín de la carne podrida de una mujer joven y un niño, unidos por el cordón umbilical.