Fernando Urquizú Gómez
Universidad de San Carlos de Guatemala
Los turnos son pequeñas tarjetas impresas, que originalmente tenían una dimensión aproximada de 11 cm de ancho por 6.5 cm de alto, que identifican puntualmente lugar donde una persona debe presentarse a cargar en una procesión de Guatemala, así como el hombro asignado que deberá tomar en el anda para continuar el recorrido. En esta ocasión vamos a referir algunos detalles acerca del origen y desarrollo de estas pequeñas y útiles tarjetas propias de éstos sacros cortejos de nuestro país.



El origen de los turnos de las procesiones de Guatemala lo encontramos en los antiguos números de rifas en tómbolas y entradas a eventos, que fueron transformados con la aplicación del lenguaje del color y colocación de los números de manera estética fue aplicado por primera vez en la procesión de Jesús Nazareno de Candelaria en el ya lejano año de 1904.
En aquella Cuaresma, alguien tuvo la feliz idea de aplicar a los números sobre un fondo que le dio forma de estrella que cubrió con papel texturizado en la parte del frente y papel lustre en el reverso, además, diseñó y recortó los números cada turno sobre cartulina y los pegó a mano; mientras que en el reverso se adhirió los números de cada brazo, recortándolos de los días de los meses del año en almanaques. Estos nuevos turnos fueron enriquecidos con la inclusión de una vistosa moñita morada, para colocarlos sobre la ropa con un ganchito de metal dando como resultado una valiosa muestra del ingenio de los encargados de dicha procesión.
Para agilizar la producción de los mismos, los números fueron posteriormente impresos sobre el papel, apareciendo el diseño gráfico en los mismos por medio de la impresión de dibujos de los símbolos de la Pasión de Cristo.
El siguiente paso en el diseño consistió en la aplicación de la fotomecánica que permitió la incorporación de fotografías a estas pequeñas tarjetas, siendo una de las más antiguas el retrato de aparato de Consagración de Jesús Nazareno de Candelaria, que se llevó a cabo en 1917, cuya fotografía oficial del evento llegó a sus devotos por medio del turno para cargar de aquel año.
El siguiente paso en el desarrollo de estas pequeñas tarjetas se dio en 1920, cuando los turnos para cargar en la procesión de Jesús Nazareno de la iglesia de la Merced de la Nueva Guatemala presentaron la variante de una fotografía de dicha escultura en un retrato de busto como si fuera una fotografía de las que ya se usaban en documentos de identificación de una persona, lo que naturalmente impactó profundamente a los fieles que vieron en ella una imagen viva de Jesús Nazareno.
En este año también aparecieron los retratos de fotografía con la misma utilidad en los turnos con la imagen de Jesús Nazareno de Candelaria, con la variante que la escultura fue colocada al centro de un óvalo de fondo neutro en una toma profundamente inspirada en los retratos de fotografías de Papas, reyes y presidentes de la época.
En nuestro país dicho tipo de retrato de fotografía había sido empleado anteriormente para captar a las bellezas femeninas nacionales y personalidades del mundo intelectual que figuran en El «Libro Azul» de Guatemala, impreso con fines de propaganda del régimen de Manuel Estrada Cabrera, (1898-1920) que a la vez fue uno de los simpatizantes de la Asociación de Devotos de Jesús de Candelaria por quien guardaba público respeto y privada devoción.
En la década de 1930 se realizaron los primeros fotomontajes en los turnos, influidos por los carteles publicitarios de películas de temas bíblicos como Ben Hur, que deberán ser estudiados adecuadamente ya que también dieron lugar al aparecimiento de los conocidos pregones o programas de actividades de Cuaresma y Semana Santa de las iglesias.
En la década de 1940, fueron añadidos al reverso de los turnos datos concretos del lugar exacto donde debería de presentarse cada devoto a recibir su turno, estatura y número de cargador asignado debido a que algunas asociaciones encargadas del culto como la del Señor Sepultado del Calvario de la capital, habían agotado la venta de los mismos para su procesión de Viernes Santo desde el año 1947, eventualidad que exigía un recuento
exacto de los mismos, mientras que en otros fueron añadidos otros datos como el nombre del compositor y la marcha que ejecutaría la banda de música en cada turno, datos que dieron lugar posteriormente al aparecimiento de los llamados programas musicales de mano que contienen todas las marchas a ejecutarse en cada turno durante todo el recorrido de cada procesión. El siguiente paso en relación a este tema se dio en el año 1957 cuando aparecieron los turnos con fotografías de las esculturas a todo color, presentación que se extendió al diseño gráfico que completaba la información en los mismos.
En los años 60 la fotografía comenzó a industrializarse, lo que provocó una nueva oleada de tomas de las esculturas de Pasión; el turno pasó desde entonces a constituirse en un material de expectación para los fieles, que termina el día de su entrega para cargar en cada procesión con la sorpresa de obtener el retrato oficial que sirve de recuerdo de la escultura que se va a llevar en hombros, mientras los datos que se consignan en el frente y reverso del mismo han sido ampliados conforme lo ha demandado el crecimiento de las procesiones y colocados de manera atractiva a la vista haciendo gala del diseño gráfico industrial. El uso de nuevas técnicas de presentación hace fácil la inclusión de relieve, calados y filetes dorados o plateados que simulan metal en el cartoncillo perceptible en los turnos de la década de 1980, posteriormente llegó la utilización de la fotografía digital y la composición gráfica realizada en computadora que presentan algunos turnos del siglo XXI, mientras ya se realizan los estudios de factibilidad de su posible venta e impresión por internet.