El presidente de la Corte Suprema de Justicia reaccionó ante las críticas del comisionado de la CICIG diciendo que no se debe hablar en forma “mediática†del papel de los jueces, sino que se debe llevar caso por caso a la mesa bilateral entre la Comisión Internacional y la Corte Suprema de Justicia, para irlos resolviendo uno a uno.
En teoría así es como debiera funcionar la cosa, pero cuando esa mesa bilateral no existe o es inoperante, no queda otro remedio que “sacudir la mata†para que una profunda reflexión obligue a todos a entender que no se puede seguir esperando eternamente a que se les antoje conocer uno a uno los casos que son más que públicos porque cada resolución que se publica es una prueba evidente de cuán contaminado está el sistema judicial en el país.
Entendemos el celo del magistrado Archila por la independencia del Poder Judicial, pero nos parece que está confundiendo independencia con ineficiencia y corrupción, cosas que son totalmente distintas. La independencia del Poder Judicial es para asegurar que la justicia sea bien servida, no para evitar que se produzca con celeridad y apego a la ley. La independencia judicial no es un manto de impunidad para proteger a jueces corruptos, sino una medida elemental para proteger a los jueces honestos que pueden sufrir la interferencia de poderes ajenos para manosear la justicia.
Es bien importante clarificar el concepto, porque en Guatemala está totalmente confundido y trastocado. Aquí se tiene la creencia de que garantizar la independencia judicial significa dejar que los jueces hagan lo que les da la gana, que actúen como se les ocurra sin ningún problema ni preocupación, mucho menos temor a consecuencias, y que si reciben dinero por un soborno nadie se pueda meter con ellos para reclamar porque, bajo ese concepto, se estaría comprometiendo la independencia para juzgar.
Es todo lo contrario, puesto que se trata de una garantía para los buenos jueces, para los juzgadores honestos y verticales que en realidad administran la justicia con estricto respeto a la ley y que no pueden verse limitados por interferencias ajenas, sean de otros poderes del Estado o de poderes fácticos de los que abundan en el país.
Lo que ha dicho la CICIG tiene que ser rechazado por los jueces que usan la independencia judicial como escudo para protegerse de las responsabilidades en que incurren cuando venden y prostituyen la justicia. Pero tiene que ser compartido por los jueces que creen que la independencia judicial se ve violentada cuando los mafiosos les dictan a los jueces la resolución que deben dictar en ciertos casos.
Minutero:
Con esta crisis mundial
que tan rápido se extiende
nos puede ir a todos muy mal
si el problema no se entiende