Los testimonios del horror


Nubes de humo emanan del Hotel Taj Mahal en Mumbai, India, luego de los atentados sufridos recientemente. Foto AFP Pedro Ugarte

Rodeados de cadáveres y paredes llenas de sangre, atrincherados en sus habitaciones de hotel sin comida ni agua durante 36 horas, supervivientes del ataque islamista en Bombay ofrecieron dramáticos testimonios de la masacre en la capital económica de India.


Una mujer es cubierta para escapar de los atentados en Mumbai que han dejado 195 muertos. Foto AFP Lionel BonaventureUn trabajador civil de la India hace señales para pedir ayuda en las afueras del hotel Taj Mahal. Foto AFP Pedro Ugarte

«No puedo creer lo que vi en las últimas 36 horas. Muertos y sangre por todas partes y sólo escuché disparos de armas de fuego», contó Muneer Al Mahaj, evacuado sano y salvo ayer del lujoso hotel Oberoi/Trident.

Mahaj, una de las 93 personas rescatadas de ese establecimiento situado frente al mar, estaba sin embargo acostumbrado a la violencia. Reside en Basora, en el sur de Irak.

«No he tenido comida propiamente dicha desde hace 36 horas. He sobrevivido con galletas, y hasta se me terminaron. Anoche (jueves) me quedé también sin agua», explicó a la prensa este empresario.

En el sector de salidas del aeropuerto internacional de Bombay, Greg Campbell, un abogado australiano, sigue con la misma ropa que llevaba cuando escapó del Oberoi/Trident, el miércoles de noche.

«Llegamos a un pasillo en el que habí­an matado a alguien. Habí­a sangre por todas partes. Entonces tomamos un taxi y dijimos al conductor: «llévenos al Taj (Mahal)»», el otro hotel asaltado por los islamistas, contó Campbell.

«Afortunadamente, nos lo desaconsejó», dice.

Un guardia de seguridad sudafricano, Faisul Nagel, estaba cenando con unos compañeros en el restaurante del Taj Mahal cuando se produjo el asalto. En ese momento empujaron a toda la gente hacia las cocinas.

«Apagamos las luces en el restaurante para crear un elemento de sorpresa. Nos armamos con cuchillos de cocina y con picadoras de carne», contó por teléfono a la AFP.

Nagel y sus compañeros ayudaron a escapar a 120 personas, entre ellas una mujer de 90 años a la que tuvieron que bajar 25 plantas, sentada en su silla y por las escaleras.

Cuando los clientes lograron salir, no podí­an creer lo ocurrido. «Fuera de ese magní­fico hotel, sólo habí­a humo», dijo Paul Guest, un juez jubilado, a una radio australiana. «Habí­a sangre por todo el suelo y trozos de cuerpos», añadió.

Johana, una turista francesa de 24 años que viajaba con su primo, estaba cenando en el restaurante Leopold cuando varios jóvenes irrumpieron.

«Sacaron armas de sus mochilas, lanzaron tres granadas y empezaron a disparar contra todo lo que se moví­a. Hubo muchos muertos», contó a su llegada a Parí­s.

«La gente corrí­a por el restaurante, y algunos, como nosotros, se lanzaron bajo las mesas. Otros intentaron refugiarse en las cocinas, pero no lo consiguieron», añadió con la voz temblorosa.

Muchos extranjeros han descartado quedarse en Bombay, al menos a corto plazo.

«Es hora de ir a un sitio en el que uno se sienta seguro», dijo un directivo británico de un banco europeo, antes de embarcar con su familia en el aeropuerto de Bombay rumbo a Singapur.

«Necesitamos alejarnos del caos», subrayó.