Los sueños de los hijos de Ixmucané


En el altiplano central guatemalteco se ubica Comalapa, municipio de Chimaltenango, asiento prehispánico kaqchikel denominado colonialmente como San Juan Bautista Comalapant, que alude a su santo patrón y a comal, instrumento para preparar tortillas de maí­z.

Roberto Cabrera Padilla

Así­ mismo en la Cuenca del Lago de Atitlán, en el departamento de Sololá, se ubican los municipios San Juan y San Pedro La Laguna, los cuales conjuntamente con Santiago Atitlán, son el espacio geográfico-cultural de lo que hasta hoy muchos denominan arte «primitivista», naí¯f (ingenuo, sencillo), indigenista, folk, instintivo, entre otras denominaciones.

Algunos crí­ticos y curadores a la carta, hablan de pintores outsider art, según la terminologí­a que el escritor británico Roger Cardinal acuñó en 1972, como equivalente al término Art Brut ideado por el pintor francés Jean Dubuffet a mediados de la década de 1940.

La producción artí­stica de los pintores procedentes de estas regiones del paí­s propicia dentro de la era global, las manifestaciones culturales desde su localidad, identidad y pertenencia histórico-cultural, buscan no las meras formas de expresión, sino su conceptualización o significación sociocultural.

Así­, el nuevo arte realizado por algunos artistas jóvenes parte de sus visiones del mundo ancestral, pero sin perder pie en el arte actual.

Esta peculiaridad buscan e inician encontrar los artistas guatemaltecos kaqchikeles y tz’utujiles quienes han superado ya el arte «naí¯f,»corriente practicada en sus comunidades desde finales de los años cuarenta.

Artistas rurales como Andrés Curruchiche, Juan Sisay y Rafael González y González que junto a demás pintores surgidos en regiones de Guatemala o en áreas marginales urbanas, tal los casos de Miguel y Julián Alpacajá en el departamento de Totonicapán y de Francisco Tun en la ciudad capital de Guatemala, desde mediados de la década del sesenta; son los referentes de los Maestros populares de la realidad, tal como se les denominó en la exposición realizada en el otoño de 1937, en la Salle Royale de Parí­s. Exposición organizada por el conservador del Museo de Grenoble, Andry-Farcy, con la ayuda del principal «descubridor» de este tipo de arte, el coleccionista, escritor de arte y marchante alemán, Wilhelm Uhde.

Al igual que sus antecesores los pintores quienes adornan estas páginas son artistas de origen rural popular, quienes nada tienen de outsider artists.

La creación actual cuenta con artistas de la talla de Paula Nicho (quien es la autora de la pintura utilizada en la portada) quien realiza un tipo de realismo mágico al igual que su esposo Salvador Cúmez, maestro, y tutor de de las primeras mujeres pintoras de Comalapa.

Cúmez además es reconocido como pionero de un tipo de realismo fotográfico en la reproducción de los tejidos, caracteres y objetos locales, creados en la década del 70.

Además se cuenta en esta nueva generación de artistas con los hermanos González Morales originarios de San Pedro La Laguna, quienes juegan con osadas geometrí­as y perspectivas áreas de frente, desde arriba y desde abajo, con un particular tipo de realismo local mezclado con imágenes rurales.

Benvenuto Chavajay, Manuel Antonio Pichillá y Maurilio Mendoza hijos de San Pedro y San Juan La Laguna, son conceptualistas que del objeto encontrado llegan a las instalaciones.

También Bonifacio Maxia, Petronilo Miza y Hugo Pichillá, son figurativos al encuentro con un nuevo realismo local que de lo cotidiano tradicional, pasa al grafitismo rural que se opone a lo urbano de un Basquiat

En similares lí­neas se mueven los otros pintores de la región que completan la muestra, Marí­a Elena Curruchic, Margarita Roquel, Pedro Chavajay y Marlon Puac, quienes llegan, desde lo figurativo y surrealista al conceptualismo que busca el encuentro de de su mundo; el estar aquí­ y ahora, tocando su propia dimensión cultural, pasando por preocupaciones de tipo ecológico y cosmogónico.

Estos nuevos maestros de la realidad rural/urbana son parte ya de un nuevo tipo de ate visual en Guatemala, marcado profundamente por su identidad y pertenencia histórico-cultural. Pensar lo contrario, es ser naí¯f.