A Máxima Zorreguieta, futura reina consorte de Holanda, le han escrito su primera biografía no autorizada. Lleva un título sencillo, Máxima, una historia real (editorial Laocoonte), pero bien podría haberse llamado Operación Máxima. Y es que su historia de amor, sincera en lo personal y turbulenta por los lazos de su padre, secretario de Agricultura en la dictadura del general Videla, ha revitalizado a la monarquía holandesa.
Máxima y su príncipe, Guillermo, se muestran hoy felices y triunfantes. Tienen tres hijas (Amalia, Alexia y Ariane) y están listos para la corona. Su historia la firman Gonzalo ílvarez Guerrero y Soledad Ferrari. Hay una abuela materna de clase media, Carmenza, empeñada en emparentar con la elite porteña.
Un padre de la novia, Jorge Zorreguieta, de empañado pasado político. La novia, protagonista, «con tantas ambiciones para el futuro que resulta imposible enumerarlas». El principesco novio, algo perdido en su palacio sin encontrar sentido a su destino. Y una suegra, la reina Beatriz, que comprendió enseguida la valía de la joven plebeya.
«Se llama Máxima, es argentina pero vive en Nueva York. Confía en mí y no preguntes nada». Eso le dijo Guillermo a su madre. El libro es, según reza la publicidad, «la obra que Máxima no quería ver escrita». Los autores denuncian presiones de la casa real holandesa para que la obra no se publicase.