Los salarios justos combaten el hambre, la desnutrición y la pobreza


No existe actividad productiva que pueda desarrollarse sin la participación de los seres humanos. Las actividades mercantiles buscan el lucro.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Un empleador consciente y responsable sabe que el principal factor de éxito y progreso de su empresa es el personal que labora en la misma. Es obligación moral de toda persona el reconocer y corresponder a los empleados con un salario justo, esa es la mejor polí­tica laboral y social que el pequeño, mediano y gran empresario debe observar.

 

El mundo se encuentra atravesando una crisis económica, Guatemala no es la excepción. En el mercado internacional, los productos de exportación tradicional han mejorado en sus precios, en especial el azúcar ha duplicado el precio por libra.

 

No debemos dejar de reconocer que los agroindustriales del cultivo de la caña, de la producción de azúcar y alcohol, que también -en su mayorí­a- son cogeneradores a base de bagazo y derivados de petróleo, han aumentado su eficiencia, su productividad al punto que Guatemala es el cuarto productor de azúcar a nivel mundial. Ellos deben comprender que su rentabilidad debe ser compartida con todas las personas que directa o indirectamente les hacen viable, les hacen factible haber llegado a esa eficiencia.

 

En Guatemala todos los exportadores se han visto beneficiados al desvalorizarse el quetzal. Ellos pagan los salarios, las prestaciones y parte de sus insumos en quetzales y el dólar ha aumentado su valor al punto que para comprar esta divisa se requiere Q8.30; sus costos han decrecido, esto es también una segunda razón para que los salarios y servicios que pagan lo hagan a valores reales.

 

El salario mí­nimo existe en toda democracia, fue concebido como una garantí­a social, como una norma que debe respetar todo empleador. Como su nombre lo implica, es el mí­nimo que se debe ofrecer a un trabajador. Este salario no es fijo, debe ser revisado anualmente, según la ley y actualizado conforme a la inflación, al costo de la canasta alimenticia, debe ser el ingreso que le permita a todo empleado mantener la capacidad de satisfacer las necesidades básicas de su hogar.

 

En nuestro paí­s, las comisiones paritarias de salario mí­nimo -integradas por trabajadores, Estado y empleadores o patronos- deben entregar su propuesta, año con año, a mediados de septiembre y si no llegan a consensos, es la Comisión Nacional de Salario -que se integra de igual forma- la que debe tomar la decisión de cuál es el salario que le propone al Ejecutivo para que rija a partir del mes de enero de cada año.

 

En Guatemala los empleadores no han tenido, en los últimos años, la conciencia, la actitud y la humanidad de mantener los salarios mí­nimos actualizados. Ello obliga al Presidente de la República a ser el que en diciembre norme cuáles son los salarios mí­nimos que deben regir.

 

ílvaro Colom debe unificar y elevar el salario mí­nimo a un solo nivel nacional para combatir la crisis, el hambre, la pobreza, la desnutrición y la miseria. La actualización requiere mí­nimo un 15% adicional. Hacerlo es un acto de justicia, una medida de buen gobierno, permitirá a los trabajadores tener con qué combatir el hambre.