Los Rockies vuelven a arriesgar con contratos largos


Los Rockies renovaron gran parte de los contratos de su novena. FOTO LA HORA: AP Gus Ruelas

Casi sin añadir a nadie de renombre, los Rockies de Colorado han sido el equipo que más dinero ha invertido durante el receso de temporada.


Para retener a Troy Tulowitzki, Carlos González y Jorge De La Rosa, Colorado despachó 235,5 millones de dólares. Dinero del garantizado.

La única novedad hasta ahora ha sido el fichaje del polifacético Ty Wigginton, capaz de jugar en tres posiciones del cuadro interior y a quien adquirieron con un contrato por ocho millones que abarca dos años.

¿Qué están tramando los Rockies? Pues algo muy sencillo: identificaron en Tulo y CarGo %u2014los apodos de Tulowitzki y el venezolano González%u2014 a sus dos pilares a largo plazo y decidieron amarrarlos ahora mismo.

El pacto por Tulowitzki de 134,5 millones y siete campañas adicionales asegura la permanencia del torpedero hasta 2020, cuando tendrá 35 años. Es el octavo contrato más caro en las Grandes Ligas.

Los 80 millones invertidos en el jardinero González lo atan hasta el 2017, cuando habrá cumplido los 31 años.

Y por De La Rosa desembolsaron 21,5 millones por dos años con el fin de no perder a un pitcher mexicano, después de acumular foja de 34-24 con 434 ponches en 81 apariciones y 75 aperturas para Colorado. Una movida lógica, ya que los zurdos son propiedad de gran valí­a en el armado de cualquier rotación.

Pero las contrataciones de Tulowitzki y González son las que han copado los titulares, ya que ambos vienen de campañas en la que lograron entreverarse entre los primeros cinco de la votación para el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional. Cada uno recibió el Guante de Oro y el Bate de Plata.

Semejantes compromisos implican riesgos por las lesiones o fiascos, algo que los Rockies sufrieron en carne propia a comienzos de la década pasada cuando gastaron fortunas por los lanzadores Mike Hampton y Denny Neagle.

Tampoco sacaron los mejores réditos cuando le dieron nueve años al primera base Todd Helton. Los primeros cinco años no fueron malos, siempre con promedio por encima de .300, pero desde 2005 no ha vuelto a alcanzar la cifra de 20 jonrones.

No obstante, los Rockies han considerado que vale la pena rifársela con los dos bateadores que conforman la parte medular de su ofensiva.

«Nos hemos comprometido a retener a los jugadores que ya tenemos antes de ir a buscar afuera», afirmó el gerente Dan O»Dowd a fines de noviembre al justificar el contrato de Tulowitzki.

Tal vez el máximo riesgo corresponde a González, quien con una solitaria temporada completa ha logrado firmar un jugoso contrato.

Pero su campaña fue especial, una en la que se llevó el tí­tulo de bateo e incluso coqueteó con la Triple Corona.

«Creemos que seguirá mejorando. Creemos en su pasión», dijo O»Dowd el martes. «Tengo la certeza que si hubiésemos esperado más, la cosa iba a ser más problemática. Si no lográbamos el acuerdo este año, no hubiese estado muy confiado de lograrlo en el futuro».

En apariencia es el negocio perfecto para ambas partes.

Del lado de los Rockies se quitan de encima los tres primeros de años de agencia libre del oriundo de Maracaibo.

González iba a devengar un monto de algo más de 400.000 dólares, pero con su nuevo arreglo recibirá 3 millones en concepto de bono y 1 millón en salario. Su salario en el último año del convenio llega a los 20 millones.

Su agente Scott Boras es famoso por exprimirle el jugo en las negociaciones a sus clientes (ahí­ está el reciente ejemplo de Jayson Werth que firmó por siete años y 126 millones con Washington), pero en este caso optó por no despreciar un contrato que muy pocos jugadores con trayectoria tan corta pueden disfrutar.

Tampoco hay que olvidar que González tendrá casi la misma edad que Werth tiene ahora cuando le toque la siguiente negociación. ¿Se imagina lo que podrá sacar si repite su actual nivel?

Y los Rockies bien podrí­an ponerse a renegociar con Ubaldo Jiménez, el as de su rotación que está atado hasta el 2012 con un contrato de 10 millones que incluye opciones para las dos campañas posteriores.

Para una franquicia que no compite al mismo nivel de recursos que los Yanquis de Nueva York, las inversiones recientes transmiten un mensaje a su afición de que se esfuerzan en mantener a sus piezas de casa y que no se desprenden de ellos cuando avizoran la agencia libre, que ha sido lo tí­pico con San Diego, Cleveland y Pittsburgh.

Y eso no está mal para un club que se ha clasificado a la postemporada en dos de los últimos cuatro años.