LOS QUE SIEMBRAN VIVEN EN EL RECUERDO


La alegrí­a de la vida se esfuma allá en los campos floridos de mi Jalapa, tierra fecunda de hombres valientes y sinceros que cimientan su fe en el trabajo cotidiano, que es el pan bendito de cada dí­a, sus bellas mujeres sensibles y laboriosas, seres que miran siempre de frente hacia el futuro buscando el progreso de su pueblo bajo los diferentes quehaceres que elevan su economí­a.

Jesús ALVIZURES

Allí­ se lamenta el sensible fallecimiento de dos hombres trabajadores y honorables empresarios de descendencia jalapaneca que un dí­a salieron en busca de nuevos horizontes y los encontraron. Nacieron en aquel pueblecito al pie del Jumay mismo que vio nacer al extinto licenciado Clemente Marroquí­n Rojas, escritor y periodista, defensor de los derechos del guatemalteco, honra y gloria de los jalapas y más allá de nuestra fronteras adonde su pluma, su pensamiento llegó.

Me refiero, a que en fecha reciente se lamentó el deceso de don Hugo Martí­nez Recinos y la del señor César Augusto Lima Lorenzana, dos personas de sensibilidad humana, que sembraron el amor en quienes se cruzaron en su camino.

El despojo del orgullo y la vanidad, que a muchos seres carcome es la elevación a un mundo espiritual a donde llegan los que han sembrado para cosechar, la humildad es grandeza ensalzada por nuestro guí­a en espí­ritu Jesucristo Rey de Reyes, Señor de Señores.

Descansen en paz todos los jalapanecos que nos han antecedido en ese viaje sin retorno que es la muerte, especialmente aquellos contemporáneos con quienes tuvimos alguna relación y eso dio pie a conocer sus sentimientos apegados a los mandatos celestiales que purifican, que elevan el espí­ritu, el cual vive a través de los siglos, porque la esencia del alma es la sustancia que los sostiene, que le da vida.

Veamos un hacendado, un campesino que no ara ni siembra sus campos, porque su afán no es cosechar, esa tierra árida jamás florecerá, jamás dará frutos. Así­ somos los humanos, si no sembramos amor en nuestros semejantes, no tendremos la cosecha de las dádivas de nuestro Señor JESUCRITO.

Ama pues al prójimo como a ti mismo, porque el amor es entregar todo aparentemente a cambio de nada, mas si miramos mas allá, veremos el galardón que reciben los humildes los que buscan la voluntad de DIOS, los que llevan en su corazón la antorchar luz del amor.

Nuestro sentido pésame a su esposa, hijos, hijas, nietos, esposa, hermanos y demás familia, tomando en cuenta que nacemos para vivir y morir.