LOS PROSTíTICOS HACIENDO COLA


Hace cuatro años, cuando me coloqué en la cola que me llevaba a mi mesa de votación se me acercó un muchacho como de a 18 para decirme: «A usted señor, le toca en esa otra fila». Es que al detectarme la cabeza blanca del pelo cano, obedeció las órdenes que le habí­an dado en el Tribunal, que todo aquel entrado en años, especialmente el que pareciera flor de izote, se le asignara una fila mucho más corta para que no estuviera mucho tiempo de pié.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

Ahora, cuatro años más tarde, la cosa ha cambiado, y la cirugí­a en la próstata me obliga a buscar más frecuentemente, aquel lugar y, muy importante, que no esté muy lejos, porque cuando la vejiga me avisa, lo hace con urgencia, y tengo que apurarme porque, si no lo hago así­, es frecuente que algún poquití­n hagan su aparición antes de tiempo. Serí­a de mucha ayuda que el mingitorio no quedara muy lejos, o que hayan alquilado de esas casetas-inodoro como las que usan los albañiles.

Todo esto a propósito de unas recomendaciones que hizo Radio Escandinava, hoy de madrugada, con el fin de lograr que los prostáticos no se abstengan de ir a votar.

«Los prostáticos habrán de estar seguros de satisfacer las dos necesidades fisiológicas en el momento antes de salir de casa», dijo el locutor y es mas, mejor serí­a que con el desayuno no beban café porque ésta bebida además de ser diurética provoca urgencias para las que a veces no da tiempo, y si el abuelo lleva puesto un pantalón medio claro, se le notará que lo ha mojado», nos dijo el locutor. «mejor beban té de manzanilla».

«Es más», afirmó el escandinavo, «es mejor si dentro de la bolsa le meten al abuelo unas hojas de papel higiénico porque no vaya a ser que la urgencia le venga cuando ha marcado solamente una cruz, y le falten tres, ese viejecito, si no lleva su papel higiénico tendrá que usar, para secarse, las papeletas de votación, manchando así­ algunas nobles caras y eso puede incidir en el resultado final de las votaciones».

«Así­ pues, los cariñosos nietos y nietas, encargados de llevar al abuelito, no le den café en el desayuno, ví­stanlo con pantalones de color oscuro, y que tenga ziper de los que no se traban», prosiguió el escandinavo y «estén seguros de que antes de salir de casa, y lo repito, lo último que hagan sea llevarlo al inodoro. Y mejor llevan una bacinica o un cacho en el automóvil». También llévenle una su sillita para que, durante la cola, no le duela la columna ni las rodillas, y recomendarle repetidas veces, que en cuanto sienta ganas, que avise».

«Nosotros los escandinavos tenemos en ese sentido mucha experiencia», afirmó con su acento nórdico el locutor, «porque en Europa la gran mayorí­a de la población son de la tercera edad, y en ese sentido, y, por si algo sucede, les, aconsejamos que a los abuelos se les lleve, por lo menos, una chumpa adicional para que después de la micción se la amarren con las mangas alrededor de la cintura y así­ evitar que se les vea la mancha en el pantalón», aconsejó muy cariñosa, pero categórica, la escandinava.

En mi caso particular, me haré acompañar de tres nietos, Pedro Pablo para que me sostenga de un brazo, Mauricio que me sostenga del otro, y el Chepito que me sostendrá la bacinica. Pero allí­ estaré, D.M. el domingo 9 entre 10 y 11 si es que Felix, el huracán, nos lo permite.

«Son estas muy sencillas recomendaciones, algo que los escandinavos hacemos con el respaldo de nuestra experiencia y con mucho cariño para los guatemaltecos que en el ocaso de su vida todaví­a tienen cosas urgentes que hacer.