Los problemas financieros del Gobierno


El presidente ílvaro Colom confesó que el Presupuesto vigente para este año apenas alcanzará para dos meses más. Esta declaración, que no causó mucho revuelo (quizá porque ya nos acostumbramos a los chantajes financieros del Gobierno), deberí­a preocuparnos; traerá como consecuencia, a final del año, que ya no habrí­a fondos ni para los salarios de los funcionarios.

Mario Cordero ívila
mcordero@lahora.com.gt

Es preocupante, además, porque por segundo año consecutivo se aprobaron Bonos del Tesoro, y que, a pesar de ello, no se tendrán los fondos suficientes.

Considero que el principal problema del Estado es la falta de ingresos, problema que se viene sufriendo desde ya hace varios gobierno, y que no es problema exclusivo del actual. í“scar Berger, por ejemplo, durante su mandato, logró consensuar un impuesto temporal, el cual serí­a progresivo (pero a la inversa, es decir, en lugar de ir creciendo, iba desapareciendo).

Me parece que la clase polí­tica ha encontrado la forma más efectiva de obstruir al gobierno de turno, y que asegurarse de tener peso polí­tico, a través del Presupuesto. El Congreso de la República, el cual ha estado en los últimos años dominado por el multipartidismo, no ha ratificado el proyecto presupuestario del Ejecutivo en al menos tres ocasiones en los últimos siete años, y el del año siguiente pareciera que el panorama será igual.

El Gobierno se ha visto en la necesidad de ceder muchos espacios de poder y de comprar los votos de los parlamentarios en ciertas iniciativas importantes, como en los bonos del Tesoro, la Franja Transversal del Norte, la Ley de Alianzas Público-Privada, y, en fin, casi todas las iniciativas de impacto financiero.

Como parte de la debilidad financiera del Estado, el Gobierno ha tenido que ceder, además, a la presión del sector empresarial, por el temor de recaudar aún menos de la ya paupérrima recaudación fiscal. Asimismo, ha tenido que aceptar contratos de miseria con empresas que explotan los recursos naturales, y se ha tenido que aceptar que las regalí­as sean aún muy bajas.

En pocas palabras, las carencias presupuestarias implican poca independencia en la toma de decisiones del Ejecutivo, que deben negociar con casi todos los sectores de poder: partidos polí­ticos, empresarios, trasnacionales, etc., que cobran su tajada.

Como he dicho, este problema no es exclusivo del actual gobierno. Sin embargo, cabe resaltar que el gobierno de Colom ha sido de los más torpes en materia financiera (pese a que ha tenido a dos Ministros de Finanzas prestigiosos y preparados). A pesar de que no cuentan con recursos, insistieron en enormes gastos sociales (gratuidad en educación y salud, y los programas de Cohesión Social), los cuales son necesarios, pero asegurándose previamente una sólida economí­a, y no una basada en remesas y narcotráfico.

Además, no se tiene ninguna idea clara para una reforma fiscal, y se han enfocado en gravar actividades comerciales que están siendo rentables, pero no han propuesto una reforma duradera.

Creo yo que, para la campaña de las Elecciones 2011, uno de los temas prioritarios (además del de la seguridad) debe ser el de las Finanzas, en todos sus componentes (ingresos, egresos, inversión, gastos de funcionamiento, transparencia y polí­ticas anticorrupción). Los candidatos deberí­an presentar, de una vez, a sus posibles ministros de Finanzas (y de Gobernación) para que conozcamos las propuestas.

Sin duda, muchos candidatos sólo atacarán al actual gobierno, pero no tendrán propuestas. Y sin duda, también se enfocarán en el problema de la inseguridad, proponiendo penas de muerte y otros placebos, pero, ¡que no nos engañen!, sin una reforma financiera no podremos tener seguridad, ni educación, ni remesas condicionadas, ni nada de nada.