Cuando sacrificamos tiempo, fuerzas y dinero para que alguien mejore sus condiciones de vida y cuente con nuestra inquebrantable amistad…

Cuando nos preocupamos más por la felicidad de los que nos rodean que de la nuestra?

Cuando estamos dispuestos a entregar lo mejor de nosotros en cualquier ocasión que sea necesario, sin importar que nos devuelvan agradecimiento?

Cuando nuestro más ardiente anhelo es ver una sonrisa de alegrí­a en el rostro de los que nos rodean y hacemos todo lo posible por lograrlo?

Entonces, llegamos a la conclusión de que hemos sido escogidos por Dios para ser portadores del maravilloso regalo: el amor.