Los hombres encargados de la sonda que ubicó con vida a los 33 mineros atrapados por un derrumbe a 700 metros de profundidad terminaron su trabajo y al partir de la zona fueron despedidos como héroes por las familias que aguardan el regreso de sus seres queridos.

Los camiones con las hombres que trabajaron en las perforadoras salieron del lugar entre martes y miércoles con letreros que dicen «hemos cumplido con los hermanos mineros. Gracias por el apoyo», mientras hací­an sonar las bocinas de los transportes y eran saludados por los familiares de los mineros.

Varios operarios bajaron de los camiones, se abrazaron con la gente y se tomaron fotos. Algunos más firmaron las barras de piedra que extrajeron mientras construí­an el ducto y se las dieron como regalo a las familias, según comprobó la AFP.

Nelson Flores recuerda el momento cuando se halló con vida a los mineros, el domingo pasado, tras 17 dí­as de incertidumbre. Estaba a punto de terminar su turno cuando la perforadora encontró una cavidad en el interior del yacimiento.

«Llegamos al fondo y detuvimos los equipos. Luego empezamos a sentir golpes. Al principio pensamos que tal vez eran las piedras que se desprenden mientras se excava y que podí­amos estar confundidos. Pero eran golpes de distintas formas, más débiles primero, fuertes después. Era imposible que sólo fueran piedras», dijo Flores a la AFP.

«Se sentí­a primero que eran golpes de herramientas contra el cabezal de la máquina, así­ que pegamos el oí­do a la barra que estaba en la parte superior y los golpes eran constantes». Eran un poco más de las 6 de la mañana. «Estábamos ocho personas allí­. Se nos fue el sueño y empezamos a gritar de emoción», recordó Flores.

«Nuestro jefe alertó a las autoridades, que pidieron guardar la calma. Pero también escucharon los golpes. Algunos todaví­a no creí­an tanto», añadió.

Luego se inició el retiro de los tubos y salió la última barra con la cabeza de la perforadora. «La última barra salió con pintura roja de spray, y allí­ estallamos de alegrí­a», relató el operario. Allí­ también vení­a la carta que el minero Mario Gómez le hizo llegar desde las profundidades a su esposa.

Flores narró que su compañero Luis Poyanco encontró de casualidad el mensaje que se recibió aquel domingo.

«Estábamos alegres cuando vimos los primeros mensajes pero no sabí­amos si todos estaban bien. Luego subieron los tubos al camión y Luis encontró una bolsa de nylon atada a uno de ellos», narró Flores.

Al principio Poyanco decidió llevarse la bolsa de recuerdo pero al revisarla bien encontró el mensaje que decí­a: «Estamos bien en el refugio los 33».

«Allí­ todos nos volvimos locos, algunos lloramos, otros se lanzaron al suelo, fue una emoción grande», aseguró.

Durante su trabajo, Flores colgó en los mandos de su máquina un rosario que su hija le regaló y que el guarda con cariño, pues ella murió el año pasado a los 17 años tras una enfermedad.

«Lo tení­a colgado en los mandos. Lo puse recién. Creo que ella me ayudó», dijo.

Marí­a Segovia, hermana del minero Darí­o Segovia, es una de las más entusiastas, y con una bandera chilena en mano lanza agradecimientos y abraza efusivamente a los operadores de las máquinas que se preparar para retirarse del lugar.

«Tuvimos algunos momentos de flaqueza porque no llegábamos, pero lo hicimos y ahora nos vamos contentos. Gracias a las familias por la paciencia», señaló por su parte Guillermo, otro de los operadores de la sonda.

Ahora la atención está centrada en una perforadora de mayor capacidad -que también entró a la zona del yacimiento entre los aplausos de la familia- y que cavará un túnel durante 3 a 4 meses, a través del cual subirán uno a uno a los mineros.