Hay muchos países en el mundo que se encuentran como hundidos en los tremedales del atraso. ¡Honran al subdesarrollo!…
Gobiernos van y gobiernos vienen como las nubes pasajeras en el firmamento y no dan pasos o saltos hacia delante. ¿Conformismo retrógrado? ¿Falta de iniciativas? ¿Incapacidad?
Se necesita que se produzca un cambio positivo, beneficioso para los pueblos que, al parecer, pueden estar resignándose a vivir con el santo de espaldas.
En todos los continentes hay grandes cinturones de pobreza, y eso no debe extrañar ni atemorizar a nadie, sino, antes bien, debe constituir motivo, un acicate para no dormirse en las cenizas.
¿Y cómo debe salirse de los atolladeros?, se preguntarán los fulanos, zutanos y menganos…
Hay toda una serie de recetas para llegar a las avanzadas de los tiempos que estamos viviendo. Las exigencias de la veleidosa diosa actualidad son muchas, entre ellas las de la educación, de la salud, de la productividad, de la vivienda, de la economía, del esfuerzo personal y colectivo en general.
La pequeña gran República de China, asentada desde mediados del siglo pasado en ese formidable baluarte de la libertad que es la isla de Taiwán, está dando a las demás naciones del globo terráqueo un ejemplo de cómo despojarse de los arambeles de la pobreza en todos sus aspectos.
Allá, que también es un reducto de explosivo progreso disfrutando el saludable clima de la democracia, se ha expresado y se sigue expresando con elocuencia una superación ejemplar en todo sentido, y los líderes oficiales y políticos; los técnicos y científicos de envidiable relevancia saben que el movimiento se demuestra andando cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo.
El gobierno de Taiwán incentiva al empresariado nacional y extranjero con medidas pertinentes y convenientes apuntando fijamente a la diana de los avances en toda dirección, tanto es así, verbigracia, que acaba de aprobar el Gabinete una adición al proyecto del Ministerio de Finanzas en el marco de la ley de impuestos de negocios de valor agregado. Esa enmienda legal permitirá a las empresas extranjeras participar en exposiciones, visitas de observación, encuestas de mercado, factibilidad mercantil y eventos para gestionar reembolsos de los impuestos de valor agregado de negocios una vez que el total de los tributos pagados ascienda a una cantidad fija en un año.
De esa guisa, se brindan facilidades en vez de provocar complicaciones o dificultades a los inversionistas, sin preeminencias de ninguna índole. Esa política debería adoptarse en todo lo posible aquí y en otros países empobrecidos que no quieren permanecer eternamente rezagados.
Es hora de que nuestra donairosa «Indita con caites» (Guatemala) camine incansablemente, sin tregua, en busca de nuevos horizontes promisorios. Los segmentos de población inopes deben, por lo menos, contar con los satisfactores indispensables (ocupación, alimentación, techo, entre otros) para subsistir aunque sea con relativa dignidad en el seno hogareño o en el núcleo familiar.
No más indigentes como los que mueren en los diversos sitios de la vía pública por no comer ni una simple tortilla con frijoles; por no poder degustar un poco de café; por no disponer, siquiera, de un poncho para pasar las noches sin sufrir las inclemencias del tiempo; por no poder mudarse, en lo que hace a ropa limpia; por no arrebujarse a la intemperie o en los tugurios donde se recurre, para cubrir los fláccidos cuerpos y apenas poder dormitar, a periódicos, pedazos de plásticos, cartones, etcétera.
En Taiwán no se ven ni basuras en las calles y avenidas, sino, por el contrario, podemos apreciar una ciudad-jardín. Los bulevares son hermosos, con plantas de lindas flores que engalanan los parterres. Es más, la gente derrocha cortesía para con sus semejantes, sobre todo para con los visitantes o turistas. Y es que la cultura se manifiesta refinadamente entre una sociedad que se realiza admirablemente.
Bueno sería, pues, imitar en materia de trabajo a los infatigables taiwaneses que han impresionado positivamente al mundo con sus grandes realizaciones de toda clase y a todo nivel. Los gobernantes que han viajado a aquella nación deben aprovechar la lección de hacer buena obra de Estado, no sólo la vidorra como turistas de lujo…
Así y sólo así, se podrá ir saliendo, aunque sea paulatinamente, de un atraso secular ¡que puede ir de largo hasta el final de los tiempos!…