Mientras los líderes y empresarios mundiales debaten soluciones a la crisis en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), 100 mil altermundistas de los movimientos sociales buscan en la amazónica Belem cómo poner en práctica su lema «Otro mundo es posible».
«La crisis nos pone un desafío enorme, con muchas consecuencias posibles: o la gente estará tan afectada que no reaccione, o habrá revueltas, o puede ser que consigamos llegar a una resistencia organizada que nos lleve a las alternativas que queremos, como ocurrió con el írea de Libre Comercio de las Américas (ALCA), derrumbada con la presión popular», opinó Franí§ois Houtart, presidente del Centro Tricontinental (CETRI) con sede en Bélgica.
«Si el (Foro) no da respuestas a la crisis del neoliberalismo, si no tiene respuestas para la paz en el mundo, para construir modelos alternativos, se quedará atrás», advirtió el filósofo brasileño Emir Sader, al pedir a los altermundialistas que se actualicen ante la «lucha real».
Más de 2 mil seminarios y debates fueron programados en los cinco días que ocupa el Foro, de miércoles a domingo, buena parte para debatir la crisis y la «construcción del pos-capitalismo».
Una tasación de las transacciones internacionales que revierta el dinero en los países pobres, la eliminación de la deuda del Tercer Mundo, comercio justo, economía solidaria: las propuestas son innumerables, y también las organizaciones, que van de asociaciones comunitarias a ONGs y sindicatos, que buscan cómo mejor usar sus armas: la opinión pública, la presión y la protesta.
En el Foro, por primera vez poco se mira al contrapuesto Davos, al que los altermundialistas consideran «fracasado» por representar el modelo del capital en crisis.
«No es Davos el que está dando las alternativas. Fueron ellos los que crearon esta situación y son parte de los derrotados», afirmó Candido Grzybowski, organizador del Foro.
El conocido activista filipino Walden Bello apostó a una actitud más politizada del Foro Social frente a la crisis: pidió que asuma posiciones en los grandes temas y que se aproxime a iniciativas políticas progresistas, para que sea «una fuerza efectiva de intervención que pueda cambiar cosas en la globalización».
«Estamos en momento de ofensiva, no de trincheras», le dijo el presidente venezolano, Hugo Chávez, al Foro Social.
Entre los altermundistas parece prevalecer la idea de que el Foro debe seguir siendo un espacio en el que los movimientos se articulan, y no un movimiento en sí, con una única voz. Y aún que debe mantener su distancia de los políticos.
«Espero que los gobiernos sigan a los movimientos y no los movimientos a los gobiernos», afirmó Gina Vargas, socióloga y feminista peruana, comentando la proximidad de muchos movimientos con gobiernos progresistas en América Latina.
«La crisis financiera muestra lo que la ecológica ya mostró: que este es un sistema suicida. Tenemos que aprovechar este cuestionamiento para que más gente gane conciencia de que hay que cambiar más profundamente el sistema», concluyó el brasileño Chico Whitaker, uno de los idealizadores del Foro.
Los ministros de Comercio presentes en el Foro de Davos se comprometieron hoy a rescatar la Ronda de Doha para reactivar la economía mundial y recibieron con alivio la decisión del gobierno estadounidense de revisar una cláusula que amenazaba con generar una espiral de proteccionismo.
«Reconocemos los grandes avances hechos en 2008 para concluir las modalidades de la Ronda del Desarrollo de Doha, que ofrece una buena base para una pronta resolución en 2009 de las diferencias pendientes», señala una declaración aprobada por 18 ministros de Comercio -o sus representantes- presentes en el Foro Económico Mundial de esta localidad de los Alpes suizos.
El documento llama, además, a «evitar erigir nuevas barreras comerciales (…), imponer nuevas restricciones a la exportación o aplicar medidas incompatibles con la Organización Mundial de Comercio (OMC) para estimular sus exportaciones».
La Ronda de Doha, lanzada en 2001, está estancada por discrepancias entre los países en desarrollo, que exigen mayor apertura de los mercados agrícolas de Estados Unidos y Europa, que a su vez reclaman un mayor acceso para sus productos industriales en el resto del mundo.
Las preocupaciones sobre un recrudecimiento del proteccionismo en un marco de recesión económica mundial dominaron los cuatro días del Foro, que reúne anualmente a la elite política y financiera del planeta.
«El proteccionismo ya empezó y esto va a seguir», declaró tras la reunión el ministro egipcio de Comercio, Rachid Mohamed Rachid.
«Los ministros están preocupados porque están sometidos a una presión política interna», admitió el director de la OMC, Pascal Lamy, en una rueda de prensa.
Lamy dijo: «El comercio no debe ser arrojado al desagí¼e junto con el Consenso de Washington», que en los años 90 sentó las bases de las políticas neoliberales acusadas de ser las causantes de la actual crisis financiera.
Muchos participantes en el cónclave de Davos recibieron por todo ello como una buena señal la decisión de Obama de reconsiderar la cláusula «Buy American» («compre estadounidense»), que prohibiría el uso de acero extranjero para grandes proyectos de infraestructura.
La decisión de Obama «es un gran paso», dijo a la AFP el ministro de comercio de India, Kamal Nath.
También el canciller brasileño, Celso Amorim, afirmó que se trata de un gesto «positivo». «Es bueno que (el gobierno norteamericano) haga eso, pues evidentemente sería una mala señal si no lo hiciera», dijo Amorim a periodistas.
La comisaria europea de Comercio, Catherine Ashton, se congratuló por las noticias sobre «la comprensión por parte del presidente Obama y de su equipo de la importancia del comercio».
Estados Unidos fue sin embargo el gran ausente del Foro de Davos, dado que Obama se contentó con enviar a su asistente de relaciones intergubernamentales, Valerie Jarrett, quien en su discurso del jueves se abstuvo de cualquier referencia al comercio mundial.
En la reunión ministerial del sábado, Estados Unidos estuvo representado por su embajador ante la OMC, Peter Allgeier, quien figura entre quienes aprobaron la declaración, en el primer gesto del gobierno Obama en materia de comercio internacional.
Según refirieron a la AFP fuentes diplomáticas que participaron en la reunión, Allgeier trató de calmar las inquietudes de un vuelco proteccionista en la nueva administración demócrata, al decir que Obama era un hombre respetuoso del multilateralismo y que consideraba al proteccionismo como un falso amigo.
Aseguró además, siempre según las fuentes diplomáticas, que el paquete de estímulo económico norteamericano se atendría a las cláusulas de la OMC.