Muchos se preguntarán cómo una chica corriente sin ningún tipo de vínculo ni parentesco con la aristocracia ha conseguido enamorar al que será el próximo rey del Reino Unido. Pues bien, la respuesta se encuentra en una piñata. Para ser más concisos, en cientos de millones. Los Middleton eran un matrimonio de clase media que un día decidieron montar un negocio on-line que vendiera todo tipo de artículos para fiestas infantiles. La empresa, «Party Pieces», fue creada en 1987 gracias a la iniciativa de Carole Middleton.
La madre de Kate siempre fue una mujer emprendedora. Muchos consideran que es la piedra angular de la familia y algunos la ven como una persona especialmente ambiciosa. Es más, en los mentideros de Piccadilly Circus se dice que fue ella quien animó a su hija a matricularse en la Universidad de St. Andrews cuando se enteró de que el príncipe Guillermo sería uno de sus alumnos, con la intención de que los jóvenes se hicieran amigos y quién sabe si algo más. Los que la conocen aseguran que heredó el espíritu luchador de su padre.
Ron, el abuelo de la prometida del heredero al trono, dejó los estudios con 14 años para convertirse en conductor de camiones y más tarde montó su propia empresa de construcción en Southall, al oeste de Londres. Carole era su hija mayor. Trabajó en la tienda de ropa C&A y más tarde fue azafata de la aerolínea British Airways, pero siempre supo que quería montar su propio negocio. Fue en la compañía aérea donde conoció a su marido Michael. Corrían los años 70 y él era auxiliar de vuelo. Se entrenó para piloto y trabajó en la oficina de administración de la aerolínea.