El problema principal para evitar un acuerdo para aprobar el presupuesto parece estar en la decisión de la bancada oficial y del Frente Republicano Guatemalteco de evitar la implementación de mecanismos de control que pretendían algunas fuerzas de oposición. Al menos tal es el argumento principal y lo que se observó en el curso de las discusiones respecto al proyecto de presupuesto, lo que nos da una idea de cuán fácil es que se hagan matrimonios de conveniencia entre fuerzas políticas aparentemente antagónicas, cuando se trata de proteger intereses comunes que no necesariamente son los intereses del país.
ocmarroq@lahora.com.gt
Hace tres años, cuando se enfrentaban con toda energía la GANA y el FRG, nadie hubiera pensado que ambas fuerzas estarían trabajando de acuerdo a estas alturas y que impedirían que se pudiera lograr una aprobación del presupuesto. Sin embargo, el hecho de que entre ambos posean el mayor número de alcaldías y además que al Ejecutivo no le conviene que se le impongan candados en cuanto al control del gasto público, hizo que se unieran en el Congreso para objetar la aprobación del presupuesto.
Para el Gobierno, aunque representa problemas el tener que trabajar con el presupuesto del año anterior, es más fácil hacerlo que tener que cubrir todas las exigencias de los controles que quería imponer la oposición. Pero para el país posiblemente hubiera sido mucho mejor que probáramos con esos instrumentos, sobre todo tomando en cuenta que siendo un año electoral, pueden algunos funcionarios caer en la tentación de usar los fondos públicos para beneficio de sus respectivos partidos. Y en ese tema no puede hablarse sólo del Ejecutivo, sino también de las corporaciones municipales en muchas de las cuales se irá por la reelección y eso significa que debería haber un celoso cuidado de cada una de las inversiones y gastos que se hagan.
Guatemala tendrá que hacer serios esfuerzos para que en próximos presupuestos se contemplen mecanismos de control más eficientes y que le permitan al Congreso realizar una mejor labor de fiscalización. No puede seguirse con la tesis de que por ser un asunto demasiado técnico hay que dejarlo todo en manos de los expertos que trabajan en la administración pública y a quienes lo mismo les da trabajar con cualquier gobierno.
Pero volviendo al problema de fondo, que se relaciona con la necesidad de mayores mecanismos de control en el gasto público, este momento es propicio para iniciar un serio debate que permita al próximo gobierno disponer de mecanismos más eficientes para controlar el gasto público. Siempre he dicho que en el arca abierta el justo peca y el sistema administrativo en Guatemala es mucho más que eso, porque pareciera estar diseñado para alentar y facilitar la corrupción, lo que nos convierte en un Estado menos eficiente. Y los políticos, llamados a aprobar las medidas adecuadas para regular el gasto y mejorar su calidad, no parecen estar dispuestos a hacerlo. Lo evidencia la forma en que acérrimos enemigos como fueron hace tiempo el FRG y la GANA, se terminan uniendo alrededor de cafecitos para asegurar que prevalezca el sistema actual y evitar de esa forma toda acción de los opositores o de las fuerzas sociales para ejercer mayor control.
Lástima por el país que la politiquería prevalezca y nuevamente vemos cómo el partido propiedad de aquel viejo dirigente que despotricaba contra los politiqueros, termina haciendo de esa práctica un método sistemático porque es lo que al final conviene más a sus propios intereses.