El Foro Económico Mundial con sede en Davos, Suiza, acaba de publicar los resultados de una encuesta realizada a especialistas en la cual condensa los cinco mayores riesgos a nivel mundial, mismos que podrían conducir a un cambio climático global o bien a una recesión económica mundial como resultado justamente de la ocurrencia o combinación de estos riesgos.
Los riesgos mayores según los resultados de la encuesta son: a) la creciente brecha entre ricos y pobres; es decir, la desigualdad; b) los incesantes déficits gubernamentales; es decir, la diferencia entre ingresos y egresos de los presupuestos gubernamentales; c) el propio cambio climático; factores mayormente adversos en el clima; d) la escasez de agua; mayor dificultad para obtener fuentes de carga hídrica o serias dificultades para conseguir agua para las poblaciones; y, e) el envejecimiento de la población.
En todos los casos Guatemala tiene sus propias dificultades y características. La desigualdad social es una de las expresiones más serias de una sociedad desbalanceada en su matriz de convivencia, misma que se ha agudizado con los años, configurada en las expresiones de pobreza y pobreza extrema con datos que dan cuenta que un poco menos de la mitad de la población sobrevive en estas condiciones y que se profundiza aún más en el ámbito rural y en las poblaciones indígenas.
En cuanto los déficits de gobierno, Guatemala en los últimos años ha venido incrementando su gasto público a niveles que no se conocían anteriormente, hasta llegar al presente año con un presupuesto de Q67.0 millardos, el problema es que en cada presupuesto siempre los recursos provenientes de los impuestos, no alcanzan para cubrir la diferencia entre ingresos y egresos, por lo que se requiere endeudarse para financiar el déficit y nuestra deuda externa hoy alcanza el preocupante 29% del PIB y pagaremos este año un monto de Q10.0 millardos, para honrar nuestra deuda, lo que significa casi el presupuesto del Ministerio de Educación.
Los efectos derivados del cambio climático nos han afectado seriamente en nuestra actividad productiva y también en el lado humano, en algunos años el régimen de lluvias se amplía, con lo cual nos lleva a niveles de desastres naturales por inundaciones y fenómenos como el Mitch y otros son muestra palpable de nuestra vulnerabilidad. Pero también el efecto contrario, asimismo derivado del cambio climático, como es la sequía, de igual manera nos golpea seriamente, con lo cual no sólo se daña a la economía campesina, sino también se afecta las plantaciones permanentes.
El agua constituye un recurso estratégico y tiene implicaciones diversas. Nunca se ha regulado el uso del mismo, con lo cual su explotación se realiza de una manera arbitraria, por lo que las fuentes del manto freático se vienen agotando constantemente, sin que ningún gobierno se responsabilice por la emisión de una ley que regule dicho recurso y las instituciones gubernamentales responsables tampoco hacen nada al respecto. La escasez de agua ya se conoce que preocupa a los grandes productores de caña de azúcar y la reducción del agua también pasa por afectar las fuentes de recarga hídrica derivada de la depredación de bosques. Pero esta escasez también tiene serios efectos en la salud de la población más pobre, pues al no contar con una dotación adecuada de agua, se afecta las condiciones de salubridad de las personas con lo cual el perfil epidemiológico se agudiza y las enfermedades apremian mayormente la salud de enormes grupos de población rural, pobre e indígena.
En el caso del envejecimiento, de todos es sabido que la protección social que provee el IGSS únicamente alcanza a un 18% de la población económicamente activa, lo cual significa que enormes grupos de personas se encontrarán desprotegidos cuando alcancen la inevitable vejez, sin la menor posibilidad de contar ni con recursos ni con instituciones que provean medicinas o exámenes para su salud en la etapa de vida no productiva.
Como se puede ver, los mayores riesgos mundiales también tienen una contraparte en la realidad guatemalteca, una dolorosa verdad para el devenir de nuestra sociedad.