Los mayas hací­an arte, no por el arte, sino con propósitos utilitarios


José Guillén Villalobos es un antiguo colaborador de La Hora y de otros periódicos y revistas de Guatemala. En la última década se alejó de esta actividad y publicó un libro sobre «Polí­tica indigenista y desarrollo»: posteriormente una interpretación freudiana del Popol Wuj, bajo el tí­tulo de «El Popol Wuj, gloria y esplendor de un pueblo». Según nos cuenta está terminando un tercer libro, que pronto saldrá a luz. Lo visitamos en su casa y saboreando una tasa de té le hicimos la siguiente entrevista:

José Guillén:

-En los descubrimientos en San Bartolo, Petén, se ve una pintura de la creación del hombre donde aparece uno de los héroes del Popol Wuj. ¿Cómo tomar ese mito?

Los arqueólogos tienen el privilegio de encontrar tesoros culturales y de interpretar sus incógnitas. Sin duda, los profesionales que descubrieron estas notables pinturas han de tener evidencias para afirmar que representan la creación del mundo maya y que un personaje representado puede ser Junajpú. Cuando vi esta noticia en la prensa y la fotografí­a de las pinturas, no pude asociarla con el mito de la creación. Tampoco pude identificar a Junajpú, pero los mayas hací­an arte no por el arte sino con propósitos utilitarios, generalmente históricos y mí­ticos.

-Don José, usted dice que está preparando otro libro ¿puede contarnos algo al respecto?

Si. Estoy terminando un libro con el tí­tulo de «Historia analí­tica de Guatemala -del Popol Wuj al TLC». He trabajado en él durante los últimos cinco años y creo que podré publicarlo dentro de unos tres meses. Así­ como la historia jeroglí­fica de los quichés empalma con la historia pétrea de los mayas, mi historia analí­tica empalma con la historia de los quichés.

-¿Por qué se llama historia analí­tica?

Porque trata de establecer cuáles hechos ocurridos en Guatemala han tenido trascendencia en el futuro de nuestra sociedad, en el sentido de crear hábitos, ideologí­as o formas de pensar y de actuar comunes. Es mi versión de las respuestas a las preguntas que todos nos hacemos: ¿Por qué somos como somos? ¿Por qué los dictadores dominan nuestra historia polí­tica? ¿Por qué somos racistas? ¿Por qué Guatemala no es una nación? ¿Por qué somos perdedores?

-Para adentrarnos en la literatura guatemalteca. Cómo ve usted el desarrollo de la misma: ¿Positivo o negativo?

Los avances tecnológicos de los actuales medios de comunicación social están llevando la literatura a una esquina. El desarrollo globaliza y masifica, pero también hace que el mundo avance al uní­sono y tienda a progresar conjuntamente, casi sin que nos demos cuenta. Esto obliga a nuestra sociedad intelectual a ser más exigente. Guatemala, como integrante de este globo en calentamiento, comparte la exigencia mundial de una literatura de excelencia. Guatemala está dejando atrás un pasado feudal, cuando se escribí­a: «por matar el fastidio?», o peor aún, la literatura superficial tipo Huelga de Dolores. Así­ como ahora estamos compitiendo en el mundo con Pollo Campero, granos de café de calidad y otros productos excelentes, nuestros literatos tendrán que buscar la excelencia porque vivimos en una aldea global. Esta situación es muy positiva para la literatura made in Guatemala.

(H.M.)

-El Popol Wuj es la historia del pueblo quiché. Comienza en el momento en que los ilotas mayas que tributaban para los gobernantes de la ciudad de Copán, bajo la dirección de cuatro nobles, se revelaron contra sus opresores y después de darles muerte y destruir lo que pudieron de la acrópolis, celebraron una gran asamblea, en la cual decidieron abandonar ese lugar y marchar masivamente hacia el poniente en busca de un nuevo espacio para asentarse, siempre bajo la guí­a de aquellos cuatro nobles. Después de una odisea que duró mucho tiempo llegaron a un lugar al que llamaron Kumarkaj -actualmente Santa Cruz del Quiché-. Allí­ fundaron la ciudad y varios grupos se fueron asentando alrededor como tributarios de los quichés. Esto ocurrió en el siglo IX de nuestra era. En el siglo XVI llegaron los españoles. La historia que cuenta el Popol Wuj termina cuando reinaba Pedro de Robles, un monarca quiché, posterior a la llegada de don Pedro de Alvarado. Este es un resumen de mi interpretación histórica del Popol Wuj. En dicho texto se recopilan varios mitos mayas, pero el autor de su versión jeroglí­fica, posiblemente uno de los cuatro nobles que fundaron el pequeño imperio, quiso dejar constancia de la odisea bajo su dirección y la enlazó a los mitos primordiales. En Copán, los registros históricos en piedra se grabaron en el año 435 d.C. y los últimos en el año 820 d.C. inmediatamente después comienza la historia de los quichés que se relata en el Popol Wuj. Así­, la historia de seis siglos que cuenta el libro sagrado de los quichés empalma con la historia de cinco siglos de la ciudad maya de Copán. Aproximadamente once siglos de historia descrita por mayas y quichés.