Los más pobres sin ilusiones sobre las elecciones


Para los numerosos egipcios que enfrentan con un salario de miseria el alza creciente del costo de la vida, las legislativas del domingo no son más que una formalidad para reelegir el partido en el poder y no la esperanza de solución para sus dificultades cotidianas.


En Bula Daqur, una barrio pobre cerca del centro de El Cairo, los rostros de los polí­ticos locales aparecen por todas partes en las banderolas colgadas de los muros.

Pero la campaña genera poco interés entre los habitantes de este barrio, que recorren numerosos comerciantes que venden patatas en carretas tiradas por burros y donde abundan los perros vagabundos que escarban en los montones de basuras.

«Nunca he votado porque las elecciones no cambian nada» y «van a hacer durar el régimen», declaró Samir, de 42 años, propietario de una peluquerí­a.

«La gente debe poder vivir, tener algo para comer. Un kilo de carne cuesta unas 70 libras egipcias (12 dólares). Un kilo de azúcar 6 o 7 libras. La gente puede vivir sin carne pero no sin azúcar», se quejó este padre de dos hijos.

«El salario mensual más bajo es de mas o menos 300 libras (52 dólares). Si se divide esta suma por 30 para repartir entre la comida, la escuela, la electricidad y todo el resto, no es demasiado».

Recientemente, las autoridades decidieron aumentar el salario mí­nimo legal, invariable desde hace un cuarto de siglo.

Pero el nuevo mí­nimo legal de 400 libras (69 dólares) está lejos de solucionar la situación, en un paí­s donde la inflación anual es de más o menos 12%.

Las importantes alzas de precios registrados en los últimos meses en productos como la carnes o los tomates hicieron aumentar el descontento de la población y contribuyeron a provocar manifestaciones esporádicas.

A pesar de cinco años de reformas económicas, casi un 40% de la población vive en condiciones por debajo del nivel de pobreza y el í­ndice de desempleo, de un 10% según las cifras oficiales, se estima es realmente un 15% a un 20%.

Para el analista Emad Gad, del Centro Al-Ahram de estudios estratégicos y polí­ticos, gran parte de la población está resignada frente a un régimen inmóvil, que no ha conseguido beneficiar al egipcio medio.

«En su programa electoral (para las legislativas) en 2005, el (presidente Hosni) Mubarak hablaba de atacar la pobreza, de mejorar la situación económica, etc».

«Pero la pobreza y el desempleo siguen siendo muy generalizados, al tiempo que la inflación se mantiene a un nivel elevado. Si se lee el programa del PND (Partido nacional demócrata, en el poder) es una copia conforme ( de las promesas) de las últimas elecciones», indicó Gad.

El paí­s resistió bien a la crisis económica mundial, registrando un í­ndice de crecimiento anual de 5,1% para el año fiscal 2009/2010, pero ésto no fue en beneficio del egipcio medio.

Si bien nadie espera reales cambios con esta elección, sobre todo una redistribución más justa de las riquezas, algunos en el barrio Bula Daqur esperan sin embargo que un voto en favor de los candidatos del PND, Amer Zaid, les significará algunas ventajas materiales.

Karim, un chofer de taxi de 25 años, votará por Zaid que dice conoce personalmente «porque significa buenas cosas para la gente común y corriente de este barrio».

Pero otros no están de acuerdo, como Ahmed Ruchdi, funcionario de 55 años: «Tení­a costumbre de votar por el PND, pero ahora ya ni me molesto pues no veo venir ningún cambio con las elecciones».