Romeo Muñoz Cruz
Los juicios pueden clasificarse por su criterio en a priori y a posteriori. Veremos inmediatamente en qué consisten.
JUICIOS A PRIORI o prioritarios: son juicios inmediatos, los que se comprenden sin explicarlos, ya los tenemos como aceptados, son verdades «incontrovertibles» ?no necesitan de la experiencia para comprenderlos? estos son los juicios que Kant llama de conocimiento puro, están exentos de las «contaminaciones» de la subjetividad ?es conocimiento puro? verdades universales (veraces en todas partes), absolutas (porque no se contradicen) y necesarias (porque no cambian con el tiempo). Cuando tenemos un juicio a priori estamos planteando la esencia del objeto (predicado) ?toda su verdad? algunos ejemplos, «El círculo es redondo», «El triángulo tiene tres ángulos», «Todos los cuerpos pesan», «La manzana es redonda».
JUICIOS A POSTERIORI o posteriores: son juicios que se comprenden posteriormente, juicios que primero hay que pensarlos porque necesitan explicación. Para entender los juicios a posteriori necesitamos la experiencia, por eso se denominan empíricos. Recordar que cuando decimos que un profesional «es empírico» estamos diciendo que ha aprendido su oficio a través de la experiencia, experimentando ?empírico es la experiencia?. Estos juicios Kant los llama del «conocimiento empírico», no son puros porque están «contaminados» por la subjetividad. Cada persona aprende estos conceptos por un proceso de aprehensión, adquirirlos ?tomarlos? de la realidad y existencia. Estos juicios no son puros, ni universales, ni absolutos, ni necesarios, como lo son los juicios a priori.
Los juicios a posteriori plantean características del objeto, formas de verlo, no estamos planteando su esencia.
Cuando dijimos «la manzana es roja» es un juicio a posteriori porque podría ser verde y necesitamos verla, explicarla, necesitamos un conocimiento empírico, una experiencia, una percepción. Cuando dijimos «la manzana es redonda» es un juicio a priori porque no necesitamos verla, explicarla, no necesitamos un conocimiento perceptivo. Porque todas las manzanas son redondas, el objeto está implícito en el sujeto. No hay manzanas cuadradas, o triangulares, la circularidad de la redondez es parte esencial del concepto «manzana».