Desde que en 1989 cayera el muro de Berlín y dos años después despareciera la Unión Soviética, Rusia no había gozado hasta hoy de ningún evento del calibre de los inminentes Juegos Olímpicos de Sochi para mostrarse orgullosa de su nueva cara.
Vladimir Putin, la persona más poderosa del mundo según la revista «Forbes», es el presidente del país más grande del planeta y el gran artífice de Sochi 2014. La cita se ve como un logro personal del hombre que convenció al Comité Olímpico Internacional (COI) y que lideró la transformación de Rusia.
«Estos Juegos son muy, muy personales para Vladimir Putin. ¿Hubo algunos Juegos de Invierno en la historia tan identificados o relacionados con un líder nacional como estos Juegos y el señor Putin?», se preguntó recientemente en una conferencia en Washington el director del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) para el programa de Rusia y Eurasia, Andrew Kuchins.
«Es muy inusual. Probablemente tengas que volver a los Juegos de verano de Berlín 1936, los Juegos de Hitler, para tener unos Juegos igual de politizados. No es una comparación entre Valdimir Putin y Adolf Hitler, ni de la Rusia actual con la Alemania nazi, simplemente es un comentario para entender la naturaleza de los Juegos», añadió el experto.
Sochi 2014 arrancará el viernes con una ceremonia inaugural que se espera sea una muestra de los logros de la nueva Rusia liderada por Putin, de 61 años.
Cinturón negro de judo y un amante de los deportes, el presidente y ex primer ministro ruso se enfrentó a numerosas críticas durante los preparativos: supuesta mano de obra esclava, una inversión de más de 50.000 millones -los más caros de la historia-, una ley que castiga la «propaganda homosexual»…
Sin embargo, en los últimos meses comenzó una amnistía política que muchos vieron como un intento de mejorar su reputación de cara a los Juegos. Rusia liberó a dos miembros de la banda de punk Pussy Riot y a 30 activistas de Greenpeace y Putin firmó el indulto del empresario Mijail Jodorkovski, encarcelado durante una década.
El presidente del COI, el alemán Thomas Bach, aseguró hoy que tiene la palabra de Rusia de que la Carta Olímpica será respetada.
«En el COI estamos en contra de cualquier discriminación, ya sea por la orientación sexual, racial… Tenemos las promesas del gobierno ruso de que los Juegos respetarán ese principio», señaló.
Sin Putin, es difícil de imaginar que Sochi, una ciudad apenas conocida fuera de Rusia, ganara en la votación realizada en Guatemala en 2007 por encima de Salzburgo y Pyeongchang.
Joan Coates, presidente del Comité Olímpico Australiano y vicepresidente del COI, votó a Sochi sin haber visitado la ciudad, algo que tampoco hizo en los siguientes siete años. «Nunca he estado ahí», señaló recientemente al grupo de comunicación australiano Fairfax Media antes de viajar a Sochi.
Putin logró hacer de Rusia en los últimos años uno de los centros del deporte mundial. Casi no hubo postulaciones a grandes eventos deportivos en las que el ex miembro de los servicios secretos de Rusia no haya tenido éxito. Los Mundiales de natación (en 2015 en Kazán), de hockey sobre hielo (en 2016 en Moscú y San Petersburgo) y de fútbol (2018), o el Gran Premio de Fórmula 1 de Sochi en 2014 son algunas de las citas que tendrán lugar en el país más grande del mundo en el próximo lustro.
Además, San Petersburgo, la ciudad natal de Putin, está evaluando una postulación para los Juegos Olímpicos de verano de 2024.
Putin, que tiene un doctorado de honor en judo en una universidad de Corea del Sur y que es presidente de honor de la Federación Internacional de ese deporte, eligió personalmente a Sochi como el lugar para albergar los Juegos.
Según dijo durante un reportaje emitido el domingo por la televisión estatal «Rossiya», hace más de diez años se encontraba recorriendo la región con un todoterreno cuando decidió empezar la construcción de una nueva Rusia por ahí. «Es especialmente lindo ver lo que pasa aquí, porque yo elegí personalmente el lugar», dijo Putin.
Y algo está claro a cuatro días de que arranque la cita. Si los Juegos son un éxito, serán también un éxito para Putin, pero si fracasan, gran parte de la culpa recaerá sobre los hombros del poderoso presidente ruso.
En el país más grande del mundo, con las mayores medidas de seguridad de la historia del olimpismo, con una inversión nunca antes vista y con más atletas y más medallas que en todas las ediciones anteriores: los Juegos de invierno de Sochi 2014 serán «lo más de lo más».
A continuación, dpa repasa los números que hacen de la cita rusa un evento de escala internacional sin parangón.
– 51.000 millones de dólares costó transformar Sochi en una ciudad olímpica. A orillas del Mar Negro, Sochi fue escenario de la mayor inversión de la historia olímpica. «El costo operacional es el mismo que en otros Juegos de invierno. No pueden hablar de costos de los Juegos Olímpicos cuando se trata de transformar una región entera, un ‘resort’ antiguo en un destino atractivo. Pueden ver esa transformación aquí. No hay que despreciar esas inversiones», justificó el presidente del COI, el alemán Thomas Bach.
– 700.000 metros cúbicos de nieve tiene preparados la organización para esparcir por las montañas de Krasnaya Polyana en caso de que no nieve más o de que se derrita la nieve que cubre actualmente las colinas.
– 213.000 espectadores llegarán a Sochi, según los cálculos de la organización. Sin embargo, el jefe del comité local, Dmitri Chernyshenko, anunció en enero que aún quedaba por venderse casi el 30 por ciento de las entradas.
– 89.750 asientos habrá disponibles para los espectadores sumando todos los escenarios disponibles. El estadio Fisht, en la zona costera, será el principal emblema con 40.000 butacas para las ceremonias de inauguración y clausura.
– 75.000 horas de emisión ocuparán los Juegos de Sochi en las cadenas que tienen los derechos televisivos, lo que equivaldría a más de 3.000 días (algo más de ocho años) de programación ininterrumpida. «Será un récord», dijo al respecto Bach. Los Juegos serán retransmitidos en más de 200 países.
– 65.000 kilómetros habrá recorrido la antorcha olímpica hasta que encienda el viernes el pebetero a escasos metros del estadio Fisht. Es el relevo más largo de la historia. La antorcha viajó a la Estación Espacial Internacional (ISS), se sumergió en el inmenso lago Baikal y alcanzó el Polo Norte tras un trayecto en un barco rompehielos.
– 40.000 agentes y militares, sin contar la seguridad privada, estarán encargados de que Sochi y Krasnaya Polyana, donde se disputarán las competencias alpinas, sean lugares seguros ante la amenaza terrorista de islamistas independentistas del Cáucaso Norte. Habrá miembros de seguridad de 30 cuerpos diferentes al frente de un despliegue jamás visto antes en unos Juegos. «Cualquier gran evento ahora está amenazado. Tenemos que hacerlo porque la otra opción que tenemos es ceder ante el terrorismo», señaló Bach.
– 25.000 voluntarios fueron elegidos por el comité organizador entre más de 180.000 peticiones. Llegaron a Sochi de todas partes de Rusia y de varios países alrededor del globo.
– 2.915 atletas participarán, según los cálculos del COI, en las competiciones. La gran mayoría de ellos (1.748) serán hombres. Estados Unidos será el país con más representación (230 deportistas), seguido por Rusia (225) y Canadá (221). En un principio iban a ser 2.916, pero Sochi 2014 se cobró el lunes su primera «víctima», el snowboarder noruego Torstein Horgmo, que se rompió la clavícula entrenando.
– 145 kilómetros de ancho ocupa Sochi, la ciudad más larga de Europa. En total, no llega al medio millón de habitantes, pero su extensión equivale a tres veces la distancia del túnel que une Reino Unido y Francia por debajo del Canal de la Mancha.
– 98 serán las medallas de oro que se repartirán en los 17 días de competencias. A ellas hay que sumar otras 98 de plata y otras 98 de bronce, más las que posiblemente haya que entregar en caso de empate. Respecto a Vancouver 2010, los Juegos de Sochi estrenarán 12 competencias.
– 87 Comités Olímpicos Nacionales contarán con representación en Sochi entre el 7 y el 23 de febrero. Junto a los habituales «reyes» de la nieve y el hielo, como Canadá, Alemania, Estados Unidos o Rusia, los inminentes Juegos de invierno también encuentran espacio para Latinoamérica, que contará con más de 30 participantes, o para África, dos regiones que no comulgan históricamente con los deportes invernales.
Está vivo. Está muerto. Está vivo. Está muerto. A Doku Umarov le dieron por muerto en varias ocasiones y le «resucitaron» otras tantas, pero el líder islamista checheno sobrevivió para amenazar y poner en jaque los Juegos Olímpicos de Sochi 2014.
Vivo o muerto, Umarov es el hombre más buscado en Rusia, un país que dentro de dos días mostrará su orgullo nacional al mundo entero con la ceremonia inaugural de sus primeros Juegos de invierno.
Umarov, que cumplirá 50 años en 2014, es la principal razón por la que la organización del evento desplegó el mayor aparato de seguridad jamás visto en la historia del olimpismo. Cerca de 40.000 agentes y militares, sin contar la seguridad privada, velarán por la tranquilidad en el balneario bañado por las aguas del Mar Negro.
En una de sus proclamas, traducida por la inteligencia canadiense, Umarov se refirió a Sochi como unos Juegos «satánicos». Según el independentista, algunos de los escenarios que albergarán las competencias se construyeron encima de «los huesos de muchos musulmanes muertos».
«Estamos obligados a no poder permitirlo y a usar todos los métodos que Alá nos ofrezca para ello», dijo el «Osama bin Laden de Rusia», dueño de una barba casi igual de poblada que el fallecido líder de Al Qaeda.
Acusado de la muerte de cientos de civiles, Umarov aspira a crear un emirato independiente musulmán en el Cáucaso Norte, una zona de la que procedían los hermanos Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, autores del sangriento atentado contra el maratón de Boston en abril de 2013 que se saldó con tres muertos y más de 260 heridos.
Desde hace años, el islamista se esconde en los bosques y valles montañosos de Chechenia y Daguestán. Ni siquiera los miles de efectivos empleados por las unidades especiales, los helicópteros o las cámaras térmicas consiguieron dar con él.
A Umarov, además de los ataques a Volgogrado a finales de diciembre, se le atribuyen los atentados terroristas más devastadores que se han producido en los últimos tiempos en Rusia, como el de marzo de 2010 en el metro de Moscú, o el de enero de 2011 en el aeropuerto de Domodedovo.
Las autoridades rusas acusan a redes terroristas internacionales como Al Qaeda de financiar al grupo de Umarov, que luchó en las dos guerras libradas en la década de 1990 y comienzos de 2000 entre chechenos y rusos.
El «Osama bin Laden de Rusia», por cuya cabeza Estados Unidos puso cinco millones de dólares de recompensa, ya amenazó con expandir el terrorismo más allá de las fronteras rusas.
Pero por el momento Sochi parece ser su primer objetivo. Desde el Comité Olímpico Internacional (COI), no obstante, confían en el aparato diseñado por el comité organizador para frenar los planes de Umarov.
«Cualquier gran evento ahora está amenazado. Tenemos que hacerlo (proteger los Juegos con 40.000 hombres) porque la otra opción que tenemos es ceder ante el terrorismo», señaló el presidente del COI, el alemán Thomas Bach. «Tenemos plena confianza en las autoridades rusas».
Andrew Kuchins
Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales