En los últimos días del pasado mes de diciembre, la mayoría de medios de comunicación señaló el alarmante crecimiento de las deportaciones de connacionales procedentes de los Estados Unidos de América (EUA), hacia nuestro país. Según estadísticas de la Dirección General de Migración, en el año 2012, fueron deportados 8,439 inmigrantes más, en comparación con el 2011. Esto dio un total de 39,294, y constituyó en aumento del 27% respecto del año anterior.
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Para nadie es un secreto que Guatemala se ha convertido en un área de expulsión de personas, tomando en cuenta que la economía local no es capaz de ocupar toda la fuerza laboral que se incorpora cada año. A lo anterior, se debe agregar que, de los pocos que logran posicionarse en este país, la mayoría lo hace en la economía informal, lo cual ocasiona que muchos connacionales opten por migrar en busca de una mejor calidad de vida.
Las remesas familiares que ingresan al país se han constituido en un bastión fundamental para el dinamismo de la economía local. Al revisar las cifras oficiales se comprobará que aquellas superan algunos rubros de las exportaciones tradicionales. Estos rubros, que en pasadas décadas, se consideraban motores de la economía guatemalteca.
Según el último informe de PNUD, si dejaran de ingresar remesas se estima que la pobreza general del país sería 3% mayor, y la pobreza extrema 4% más alta. Esto significa que, gracias a las remesas familiares, un millón de guatemaltecos, aproximadamente, no se encuentran por debajo de la línea de la pobreza en la actualidad. Es ahí donde radica la importancia del trabajo honrado que realiza la mayoría de guatemaltecos en el país del norte, puesto que, de suceder lo contrario, probablemente el país estaría sumergido en una crisis mucho más profunda.
Los guatemaltecos que radican en los EUA se han encontrado con muchas limitaciones. Esto se comprueba cuando se consulta el censo que se llevó a cabo en 2010, en el que se confirma que de 1.1 millones de connacionales, solo el 20% cuenta con diploma de secundaria (High School). En términos de ingresos, se encuentran por debajo de migrantes de otros países –superados por los ecuatorianos y salvadoreños-; además, la mitad carece de asistencia médica, y la mayoría no posee vivienda.
En resumen, al tener presente estas dificultades, se confirma que el esfuerzo que realiza la mayoría de paisanos es parte de una misión titánica, sin olvidar el infierno que muchos viven en su paso por México y su llegada a EUA. Sin duda, esto es motivo de mucho sufrimiento.
Es por lo anterior, que urge la aplicación de políticas coherentes y de largo plazo, mismas que logren satisfactoriamente incorporar a la actividad remunerada a la población económicamente activa (PEA) de nuestro país, la cual crece a pasos agigantados en comparación con el crecimiento del producto interno bruto (PIB).
Todo proceso tiene su lado positivo y negativo, y esta migración ha ocasionado profundos daños a las familias, puesto que, en muchos casos, la desintegración familiar constituye un factor de descomposición social. Por otra parte, la propagación de las pandillas en la región está altamente relacionada con la migración. Recordemos que muchos de estos grupos disfuncionales tuvieron sus orígenes en ciudades norteamericanas.
Al hacer un balance siempre existirán pesos y contrapesos, pero el rescate de lo positivo debe ser la finalidad. Por lo mismo, considero que las remesas mantienen a flote la economía guatemalteca y, por consiguiente, pienso que debe reconocerse el trabajo decente y honrado de la mayoría de nuestros paisanos que hoy laboran más allá de las fronteras, con la ilusión de que sus seres queridos tengan un mejor futuro en nuestro país.