Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Kaká, Wayne Rooney y otros galácticos buscarán conducir a sus selecciones al título de Sudáfrica-2010, pero además suceder en el trono de mejor jugador del planeta a Diego Maradona, último heredero de Pelé con ese rótulo.
«O Rei» Pelé, ganador de tres coronas mundiales, la primera con apenas 17 años, fue calificado por los expertos como el mejor jugador del mundo, sin oposiciones.
Después aparecieron otros grandes como Franz Beckenbauer, campeón en 1974, Johan Cruyff o Michel Platini, aunque ninguno estuvo a la altura de Edson Arantes do Nascimento.
En 1986, el argentino Diego Maradona, con su consagración total en México, reclamó una silla vacante desde 1970, cuando Pelé había hecho magia por última vez con su repertorio genial.
Evidentemente, sus logros europeos y sudamericanos necesitaban la guinda sobre el pastel, que fue la graduación como mejor del planeta en México-1986.
Messi parece haber tomado nota de ello, seguramente bajo los consejos de su compatriota, en alguna de las mil charlas que compartieron a orillas del Mediterráneo.
Tras ganar el triplete histórico con el Barcelona (Copa del Rey-Liga-Champions) y todos los galardones de mejor jugador de 2009 (Balón de Oro y FIFA World Player principalmente), Messi, señalado por muchos como sucesor de Maradona, elevó el listón para sus competidores con una frase realista.
«Para ser leyenda hay que ganar un Mundial», afirmó con lógica el Pulga al diario francés L»í‰quipe, que se animó a titular «Messi, en la senda de Dios».
La crítica deportiva enseguida lanzó encuestas en distintos sitios para saber si la gente ya consideraba a Messi mejor que Maradona, pero el rosarino se sinceró con ese planteamiento de título mundial, algo que no pudieron lograr astros de la talla del holandés Johan Cruyff o el francés Michel Platini.
«Tengo 22 años y todo está pasando muy rápido. Hay que estar tranquilo», aseguró Messi, que sigue con una deuda pendiente con la albiceleste y sabe que también tendrá competencia pesada en Sudáfrica.
En primera fila estarán el portugués Cristiano Ronaldo, todopoderoso en 2008 con la casaca del Manchester United, equipo al que llevó a la cima de Europa y lo ayudó a ganar el Balón de Oro-2008, pero ahora deberá levantar su rendimiento pues ha tenido menos vuelo desde que llegó al Real Madrid.
Foto idéntica para el brasileño Kaká. Tras un 2007 de novela, llevando a la cumbre europea al Milan y luego con la obtención del Balón de Oro y el FIFA World Player, volvió a despuntar en las eliminatorias sudamericanas y la Copa Confederaciones-2009, pero desde que llegó al Real Madrid no luce.
Wayne Rooney parece bien parado para pujar por ese trono, aunque su papel de definidor y no de conductor le juega en contra a la hora de verlo como heredero de Pelé y Maradona.
Más atrás aún aparecen otras estrellas que deberán hacer cosas muy grandes en Sudáfrica para pretender esa carta de presentación.
El uruguayo Diego Forlán o el francés Franck Ribery tienen alas para volar, como los españoles Xavi Hernández y Andrés Iniesta o el marfileño Didier Drogba.
Sin embargo, todos los equipos tienen a su hombre de oro para sentirse orgullosos. El nigeriano Obafemi Martins, el surcoreano Park Ji Sung, el estadounidense Landon Donovan y el serbio Dejan Stankovic.
El holandés Arjen Robben, el danés Niklas Bendtner, el camerunés Samuel Eto»o, el italiano Fabio Cannavaro y el paraguayo Roque Santa Cruz, junto a los Suazo, el chileno Chupete y el hondureño David, forman parte de la constelación de estrellas que con su nivel también decidirán a qué altura se coloca el listón para evaluar al mejor del mundo.