Los guatemaltecos  tienen hambre


El í­ndice de desarrollo humano mide el progreso promedio de un paí­s en: una vida larga y saludable, acceso al conocimiento y un nivel de vida digno

Edith González

El nombre  o la interpretación que  cada uno quiera darle a  la situación de los niños que viven con la piel pegada al hueso y   casi  sin poder moverse por falta de energí­a no  es lo importante.  Lo que debe,  es atenderse las necesidades humanas de saciar el hambre, de alimentar el cuerpo y de fortalecer el alma. 

Algo muy difí­cil para las madres cuyos cuerpos delgados,  anoréxicos reflejan la realidad en que han vivido  durante toda su vida y que ahora  a falta de todo  heredan a sus hijos su hambre y sus necesidades básicas insatisfechas.

 Porque si algo debemos  aceptar es que esta situación no marca una tragedia actual, sino una constante de vida que no por ello debe dejarse  pasar más.  Es preciso que  ya  se tome una decisión firme de atención a los guatemaltecos que viven con hambre, padecen desnutrición y mueren por la falta de  defensas  para luchar  por la vida.

Pues si bien es la constante nos es  ni debe verse como  natural.

Ahora es el momento que los que tenemos algo   compartamos con los que no tienen, que atendamos las  campañas  para colaborar con los  guatemaltecos del Corredor Seco de nuestro paí­s y con los  otros que sufren por no tener comida, situación que  seguro se agravará en otras regiones del paí­s por la falta de lluvia para las cosechas

 Pero es igualmente el momento de que el gobierno  deje la semántica por un lado y asuma su responsabilidad.  No me parece que exista  nada de que enorgullecerse para sonreí­r  ante la cámara y decir:  «No es hambruna, es  desnutrición crónica».

 Y más cuando se  habla de un gobierno socialista que dice  atender a la gente. Es necesario que se reencaminen los pasos  y se inviertan los impuestos  en las atenciones primarias  de los guatemaltecos. El gasto de 96 millones en publicidad por parte del ejecutivo y otros gastos superfluos se ve reflejado en el subdesarrollo en que  viven muchos guatemaltecos.

¿En dónde queda el í­ndice de desarrollo humano para   estos  niños? cuando  tanto su  esperanza de vida  como su escolaridad;  dos de los componentes principales de este í­ndice,  prácticamente no existen para ellos.  

Es mucho lo que los gobiernos locales pueden hacer para mejorar las condiciones de salud, educación e ingreso de los habitantes de sus comunidades.  Por supuesto  el Presidente y su Gabinete deben tener claro que lo primero es atender a la gente y sus necesidades,  y luego pensar  en  la reelección del partido, porque al paso que vamos  y con las alforjas vací­as no llegarán lejos.  Y ello sin contar con la desesperanza con la que vivimos todos por la falta de seguridad.