Los gobiernos y los emigrantes (3ª. parte)


Es indudable que la indiferencia y la incompetencia de las pasadas administraciones han hecho de nuestro paí­s la «Cenicienta» de Centroamérica en el tema de los emigrantes. Pues todos los paí­ses del Istmo, sin tomar en cuenta a Costa Rica por no tener problemas de expulsión poblacional, el único que no tiene el beneficio de los Programas de Protección Temporal («TPS»), es Guatemala. Y las razones están claramente descritas en la primera y segunda parte de esta entrega. Estas falencias de nuestros gobiernos más la sombra de la nueva ley de inmigración, que a pesar de que fue «congelada» en el Senado y por eso no consensuada entre ambas cámaras, pero que ya está casi estructurada, ha hecho que el margen de maniobra para el nuevo gobierno se encuentre actualmente reducido. El creciente sentimiento antiinmigrante es otro aspecto que se suma a este proceso cuesta arriba. Por supuesto, con esto no estoy sugiriendo que ya no existan cosas importantes por hacer. Pues la personas que hemos trabajado en el tema migratorio al conocer las condiciones de vida tan precarias de este conglomerado por su calidad de indocumentados, compartimos una preocupación muy especial. Por eso es que como ciudadano guatemalteco me permito sugerirle al gobierno del presidente Colom accionar una estrategia basada en tres ejes principales.

Guillermo Wilhelm

El primero es la utilización y optimización de los recursos del Estado en el exterior (consulados y Embajada) dirigidos a brindar la mejor atención en todos los órdenes a los connacionales residente en el extranjero. El segundo, es el de integrar más a nuestra comunidad emigrada en el esfuerzo del desarrollo del paí­s, y el tercero, es el diseño y ejecución de una estrategia de seguir insistiendo (con sus variantes) en la legalización de estos héroes anónimos que están sosteniendo al paí­s con sus más de 4,000 millones de dólares en concepto de remesas.

Brindar una buena atención a nuestros connacionales en el exterior no significa limitarse a las acciones de los consulados móviles y al mejoramiento de las gestiones consulares regulares. Por supuesto que no. Tenemos comunidades que se originan y se encuentran en áreas rurales que necesitan programas de alfabetización bilingí¼e que en coordinación con las fraternidades guatemaltecas les podemos hacer llegar. Uno de estos grupos necesitados de programas educativos lo constituyen los Kanjobales. Es necesario llevarles también programas sobre higiene y salud y sobretodo en temas de alto riesgo como el VIH y otras enfermedades delicadas que constituyen factores amenazantes. Estas personas por los lugares en que se encuentran no tienen acceso a ninguna información. En esta época de redadas y de la nueva ley migratoria que se avecina, resulta fundamental que los cónsules guatemaltecos empiecen a estructurar con nuestras fraternidades en el exterior, grupos de reflexión y análisis con el propósito de formar cuadros de asesorí­a para nuestros connacionales en temas fundamentales como el laboral, penal, derechos humanos, civil y sobretodo el migratorio. Las estafas estarán a la orden del dí­a, y la falta de una adecuada asesorí­a también ha hecho que muchas personas cometan errores garrafales violentando leyes que han provocado que familias enteras pierdan claras oportunidades de poder legalizarse. Por eso es que considero que la labor de los cónsules debe ser también la formación y coordinación de grupos gestores que significan una enorme utilidad.