Y cómo creer en los ofrecimientos políticos demagógicos, en las contiendas electorales como la que se avecina, donde se enarbolan banderas falsas ofreciendo todo aquello que ellos saben que no podrán cumplir porque su diminuto pensamiento no alcanza a proyectarse en alas de una transformación para un mundo mejor, o sea una Guatemala libre y no aprisionada por las cadenas de la violencia que no puede ser erradicada; las leyes son de mucha credibilidad en el papel, pero en su ejecución adolecen de su aplicación.
Cuántas décadas llevamos buscando un Gobierno de unidad y que fomente el respeto y la seguridad de la ciudadanía y esa búsqueda jamás se ha cristalizado, siempre las esperanzas puestas en un recién elegido gobernante terminan en decepción al ver que no hace que las leyes vigentes del país se respeten, aquí somos arrastrados por la escoria delincuencial, por la falta de pantalones en un Estado fallido
El tiempo en el solio presidencial corre como el viento y nada positivo se ve, el pueblo cada día que pasa esta más pobre y en el año que se fue la naturaleza nos azotó por los cambios climáticos y hubo corredores secos y un alto índice de desnutrición, violencia y demasiada inseguridad para la ciudadanía, pues este 2011 lo iniciamos lamentando el atentado terrorista a una camioneta de los transportes a Ciudad Quetzal, donde se lamentó el fallecimiento de siete personas y muchas más están graves en el hospital. ¿Y qué nos dicen las autoridades a ese respecto? ¿Se les otorgó alguna ayuda a los damnificados dolientes para sufragar los gastos de velación y enterramiento, pues según trascendió todos son de escasos recursos? En esos momentos es cuando se necesita la mano económica del Estado.
Sabemos que los gobiernos no tienen una varita mágica para resolver los problemas de sus gobernados; pero con voluntad y fidelidad a sus principios se puede lograr mucho. En el pueblo está el recuerdo de muchas administraciones que han pasado y vemos que no todo ha sido nefasto, que algo útil han dejado para la nación a pesar de sus desviaciones hacia los derroteros de la fortuna.
Se recuerda aún a don Jorge Ubico, dícese un tirano porque combatía a sus adversarios, ¿pero que Gobierno no lo ha hecho? Mas en esos lejanos tiempos había seguridad para el ciudadano y respeto para nuestras autoridades, y muchas obras que se construyeron siguen en pie. No había endeudamiento y en las arcas había solvencia económica. Todos estos conceptos registrados están en la historia.