Cuando le pregunto a un paciente que por primera vez llega a mi consultorio, y usted, ¿qué trabajo hace? Hay algunos que responden con alguna mentira porque sienten cierta vergí¼enza decirlo.
Los guardaespaldas, los chafas, los contrabandistas y los traficantes, entre otros, generalmente mienten.
Fue hace pocos meses que luego de terminar el examen y mientras el paciente se vestía, la esposa me dijo: «Doctor, en verdad él se dedica a llevar gente a los Estados Unidos».
«Â¿Señora, entonces él es uno de los que les dicen coyotes?» le pregunté y ella, asintió.
Según datos publicados en La Hora son aproximadamente 60 los guatemaltecos que diariamente son capturados y devueltos a Guatemala, son 700 mil los que viven en Estados Unidos indocumentados y que envían sustanciosas remesas que contribuyen significativamente a la economía guatemalteca.
De todos es sabido el negociazo que el traficar gente significa y que, aunque no es tan económicamente productivo como el traficar droga, pero, el transportar a pobres campesinos apretujados en un camión cerrado en donde aprietan las ganas de orinar y defecar, y el calor es insoportable y muchos mueren de sed. Es un trabajo frecuentemente calificado de inhumano y que, frecuentemente descalificado, merece todo nuestro rechazo. Sin embargo, el tráfico de humanos, sigue adelante como un negocio muy productivo en vista a la gran cantidad de necesitados que lo solicitan. Me pregunto si el gobierno de Guatemala no debería controlar y obligar a los coyotes a que ofrezcan un servicio más humano durante el transporte de sus clientes indocumentados. ¿Incongruencias?
Podría aducirse que los coyotes no obligan a nadie y que el que solicita su ayuda ya conoce los peligros a que se expone y que prueba de ello es la gran cantidad de aquellos que habiendo sido capturados y repatriados vuelven otra vez a pedirle a los coyotes a que los ayuden a pasar. ¿Y si se trata de un padre que quiere emigrar porque su mujer y sus hijos, también ilegales ya están viviendo en Estados Unidos? Insisto? ¿No debería nuestro gobierno controlar el servicio que prestan los coyotes para que los indocumentado viajen en mejores condiciones?
Reconozco que es ésta una idea que la viceministra Altolaguirre calificará de loca pero? ¿Quién de los dos merece mayor castigo, el inmigrante ilegal o el coyote inhumano?
Es curioso que, hasta donde yo sé, ninguno de los candidatos a Presidente de Guatemala se ha referido al problema de los indocumentados y de sus familias que reciben, según elPeriódico de hoy, alrededor de 4 mil millones de dólares al año, cantidad que es más que significativa ayuda para todo el pueblo de Guatemala. Toda Guatemala se beneficia. Precisa pues, ayudar a los emigrantes y a sus coyotes.
¿Creen ustedes, señores presidenciables que el coyote desempeña un loable servicio al necesitado pueblo guatemalteco?