Según el Ministerio de Energía y Minas, la existencia de un mercado libre es lo que impide que los usuarios se beneficien de la rebaja mundial del precio del gas propano que es consecuencia de la baja del valor del crudo en el mercado internacional. Pero cuando uno recuerda que los empresarios mexicanos que tienen el control del mercado del gas en Guatemala le proporcionaron al presidente ílvaro Colom su nave jet para viajes oficiales, se tiene que traer a cuento aquello de que los favores siempre se pagan.
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En este caso no es el señor Colom quien está pagando el favor, puesto que la factura fue endosada a los millones de usuarios que consumen gas propano en Guatemala y que en cada compra están sufragando las extraordinarias utilidades de esos empresarios que ven así compensada su «inversión» al proporcionar un avión moderno y eficiente al mandatario para que pudiera viajar.
En alguna ocasión el ingeniero Colom dijo que él no paga favores políticos, pero aunque él no haya tomado ninguna decisión para endosarle la factura a los consumidores, el uso que hizo del avión de los señores Zaragoza es motivo suficiente para que los ciudadanos encontremos allí la explicación de por qué, mientras en todo el mundo baja el precio del propano, en Guatemala no se ha operado ni un centavo de rebaja. Hasta los avorazados empresarios de la gasolina han cedido al empuje mundial y lentamente, a cuentagotas, van aplicando la rebaja porque no pueden resistirse a la evidencia abrumadora que hay en todo el mundo, pero los señores del gas propano pueden seguir tranquilamente con los precios que se les ronca la gana, sin que nadie haga nada ni mueva un dedo para fiscalizarlos. Es más, en el mismo Ministerio de Energía y Minas nos quieren ver la cara de idiotas haciendo suponer que esa gente tiene depósitos del tamaño de los de la reserva estratégica de los Estados Unidos, porque dicen que cada pedido les dura meses enteros y que por lo tanto no han «podido» trasladar las rebajas al usuario.
Pero cuando era de alzas, igual que las empresas importadoras de gasolina y diésel, no estaba terminando de sonar el martillazo de cierre en las bolsas extranjeras cuando aquí ya le estaban encaramando el precio en las bombas y lo mismo hacían los Zaragoza en sus empresas de gas propano.
Y no deja de ser curioso que los que no prestaron el avión al Presidente han tenido que ir bajando, a regañadientes y retrasándose todo lo posible, el precio de su producto en las estaciones de servicio, mientras que aquellos que fueron tan benevolentes con el mandatario pueden seguir mamando y bebiendo leche con la absoluta complacencia de las autoridades que hasta se toman la molestia de explicarle a la población por qué estamos jodidos.
Cuando se anunció que el ingeniero Colom viajaba en un avión de los empresarios del gas propano escribí que no bastaba con proclamarse honrado sino que había que aparentarlo y que esa decisión, defendida ardorosamente entonces por el vicepresidente Espada, daría mucho de que hablar en el futuro. Allí está ya el resultado, puesto que con o sin complicidad del Presidente de la República, lo cierto es que quienes le prestaron su avión se están columpiando en contra de los intereses de la población y los subalternos del mandatario, actuando como el entendido que agarra las señas, no sólo se hacen de la vista gorda sino hasta explican y justifican por qué los «pobrecitos» del gas propano no pueden rebajar el precio.