Los extremos de alimentación


Estimados lectores, les pido recordar qué desayunaron esta mañana. ¿Un par de huevos revueltos con chirmol o fueron fritos, con frijoles parados, crema y pan francés, o dulce, o tortilla? ¿Cafecito solo, o con leche? ¿Sabroso verdad? De repente tuvo una reunión de negocios o de trabajo muy temprano y se juntaron en una restaurante de «comida rápida», que se ha vuelto costumbre en esos casos en los que personas con ocupaciones no fí­sicas y aún las que sí­ se están moviendo constantemente, sin poder parar y sentarse a comer una comida balanceada. En cualquiera de las dos opciones anteriores, la comida probablemente fue abundante, mucho más de lo que realmente la persona necesita para quedar satisfecha a base de una dieta nutritiva. Ahora señores lectores, tomen unos minutos para hacer una reflexión; utilicen el mismo ejercicio pero pónganse en los «zapatos» de los niños que asisten a las escuelas de las áreas marginales o de las áreas rurales. Qué se imagina usted que desayunaron los niños de las áreas marginales de la Capital, de las áreas rurales del paí­s cuando tienen que levantarse a las 5:00 horas para poder subirse a una camioneta y/o caminar para estar a la hora indicada para iniciar clases puntualmente. Continuemos con el ejercicio, a lo mejor comieron dos tortillas untadas con frijoles frí­os, un vaso de agua de tortilla quemada, tibio, supliendo el café; obviamente las tortillas eran sobras de la noche anterior y las opciones de otra cosa a esa hora temprana del dí­a no son muchas.

Raymond J. Wennier

Ya los niños están en las escuelas pero los Directores o los miembros del Comité de Padres aún no han recibido el dinero que les corresponde para comprar o preparar la refacción escolar de media mañana. De nuevo, los niños tienen que aguantar el hambre. ¿Cómo van a estar dispuestos para asimilar bien la lección? ¿Será ésta otra razón de la brecha de rendimiento escolar sobre la que he escrito? Presento aquí­, dos temas de alimentación. Uno que puede producir aumento en peso y su consecuente gordura por la falta de una dieta balanceada y nutritiva y dos, una dieta deficiente que produce un crecimiento tardí­o en peso y en estatura y sin ganas de querer dedicar la atención necesaria para aprovechar el tiempo en la escuela porque las tripas están apretando y en «concierto» constantemente. Guatemala tiene los EXTREMOS. Por un lado, los jóvenes tienen que combatir la obesidad causada por comer en exceso, por falta de ejercicio y por el tipo de comida con sal, grasa y azúcar que los vendedores ponen encima de la comida rápida para agradar al paladar y por el otro lado, niños que tienen muy poco y las estadí­sticas demuestran que el 50% de los niños menores de cinco años, están desnutridos y en esta condición entran a primer grado. Estas compañí­as de comida rápida han encontrado la fórmula de cómo hacer que la gente regrese. Utilizan una combinación de sal, grasa y azúcar para hacerlos volver por algo de lo mismo. Añadan a eso que ese tipo de comida es más fácil de digerir, es como predigerida. Lo que pasa es que el cerebro procesa el estí­mulo a los sentidos de la vista y el oí­do, el tiempo y el lugar. Esas son recompensas al sistema del placer que al ser satisfecho por una comida con cantidades de sal, grasa y azúcar, estimula la DOPAMINA, neurotransmisor que controla el circuito del placer y que le dice que hay que regresar a esa comida porque es sabrosa, en esas cantidades, tres tortas en un emparedado aunque no tenga tanta hambre y aunque no sea tan nutritivo, ni sea dieta balanceada.

Pasando a la evaluación del desayuno escolar que el Mineduc está planificando evaluar, me gustarí­a saber: ¿Cuál fue el resultado de la evaluación de la experiencia que tuvo el vicepresidente, doctor Rafael Espada y la Fundación Castillo Córdova a raí­z de los desayunos que sirvieron a los niños del nivel primaria? ¿Cuán nutritivos fueron? ¿Por qué dejaron de servirlos? ¿Fueron menos nutritivos que la galleta? Si van a hacer una investigación en relación a la diferencia entre lo nutritivo de la refacción y lo nutritivo de un desayuno, ¿no serí­a mejor que fueran entidades neutrales, no interesadas, quienes hicieran el estudio? ¿Cuáles son las experiencias aprendidas de los gobiernos de ílvaro Arzú, Alfonso Portillo y Oscar Berger? Ellos habrán dejado algún informe por escrito que puede ser utilizado también. Soy partidario de un buen desayuno escolar, no sólo por el beneficio de salud sino por su beneficio meto-pedagógico; si lo planifican con visión y lo aplican con misión que demuestra que el proceso educativo sí­ está al dí­a, poniendo al alumno como centro de su actividad formadora académica, formadora personal y formadora práctica, el Mineduc se apuntará una victoria a favor de la lucha contra la desnutrición en Guatemala.

¡Ya es hora de quitar los extremos!